Fuerzas ucranianas avanzaban el domingo en su contraofensiva en el este del país y aprovecharon los rápidos avances logrados en una semana de combates que ha cambiado el rumbo del conflicto.
La rápida operación ucraniana para recuperar zonas ocupadas por Rusia en la región nororiental de Járkiv obligó a Moscú a retirar sus tropas para evitar que se vieran rodeadas y dejar atrás un número significativo de armas y municiones, en una retirada apresurada mientras la guerra cumplía 200 días el domingo.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, se veía de buen humor y se burló de los rusos en un mensaje en video el sábado por la noche, en el que dijo que estos días el ejército ruso está demostrando lo mejor que pueden hacer: mostrar la espalda.
La retirada rusa era el mayor éxito de las fuerzas ucranianas en el campo de batalla desde que frustraron un intento ruso de tomar la capital, Kiev, al inicio de los casi siete meses de guerra.
En un intento de guardar las apariencias, el Ministerio ruso de Defensa dijo que la retirada de tropas de Izium y otras zonas en la región de Járkiv pretendía reforzar a las tropas rusas en la región vecina de Donetsk, más al sur.
El argumento recordaba a la justificación que dio Rusia para retirar sus tropas en torno a Kiev cuando no lograron tomar la capital.
El contingente ruso en torno a Izium ha sido clave para los esfuerzos de Moscú de tomar la región de Donetsk, y su retirada debilitará de forma drástica la capacidad rusa de avanzar allí.
El movimiento enojó a blogueros militares rusos, que lo tacharon de gran derrota e instaron al Kremlin a responder redoblando la ofensiva. Muchos criticaron con dureza a las autoridades rusas por continuar el sábado con los fuegos artificiales y otras celebraciones en Moscú por un feriado local pese a la debacle en Ucrania.
Mientras las fuerzas rusas se retiraban con prisa de Izium bajo fuego ucraniano, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, asistió a la inauguración de una gran noria de observación en un parque de Moscú, una nueva conexión de transportes y un recinto deportivo.
El acto subrayaba los esfuerzos del Kremlin de seguir describiendo la guerra como una operación militar espacial que marcha acorde al plan y sin afectar a la situación en el país.
En un indicio de posibles divisiones entre los líderes rusos, Ramzan Kadyrov, el gobernante de Chechenia respaldado por Moscú, dijo que la retirada de Járkiv era el resultado de errores de los mandos militares rusos.
Han cometido errores y creo que sacarán las consecuencias necesarias, dijo Kadyrov.
Si no hacen cambios en la estrategia de realizar la operación militar espacial en el próximo día o dos, me veré obligado a contactar con los responsables del Ministerio de Defensa y el gobierno del país para que expliquen la situación real sobre el terreno.
El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, dijo el sábado en declaraciones televisadas que se habían cortado rutas de suministro rusas y predijo más avances.
Será como una avalancha, dijo, prediciendo una retirada rusa. Una línea de defensa temblará, y caerá.
Pese a los avances ucranianos, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el jefe de la OTAN advirtieron el viernes que probablemente la guerra se alargaría durante meses. Blinken dijo que el conflicto entraba en una fase crucial e instó a los aliados occidentales de Ucrania a mantener su apoyo durante el que podría ser un invierno difícil.
En otra gran novedad el domingo, la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, volvió a conectarse a la red eléctrica ucraniana, lo que permitió a los ingenieros apagar su último reactor operativo en un intento de evitar un desastre radiactivo en medio de los combates en la zona.
La planta llevaba varios días en modo isla, con apenas un reactor en marcha para mantener los sistemas de refrigeración y otro equipamiento crucial.