Por Billy Graham Castillo
Ciudadanía RD Media
Articulista de CRDmedia.
Los últimos noviembres han dejado huellas imborrables en los dominicanos por los efectos del clima, agudizado para estas fechas. El 2023 impactó al municipio de Sabana Larga, provincia San José de Ocoa, por la pérdida humana que entristeció todo el municipio.
Para la fecha, que recién cumple un año, el presidente Luis Abinader visitó la provincia recibiendo un informe de daños. El presidente se hizo acompañar del tren gubernamental para el levantamiento de información, entrega de ayudas y ordenar soluciones a las personas afectadas y las estructuras físicas que colapsaron.
Por instrucción del presidente, el ministro de obras públicas y comunicaciones hizo su descenso brindándole esperanza a los munícipes, que entendían, que en poco tiempo el puente que conecta el sector El Limonal con el sector Centro del citado municipio seria reconstruido. No había forma de poner en duda que esto sucedería porque en países como la República Dominicana la palabra del presidente es palabra de Dios (es decir que lo que el dice se hace).
Recientemente, el diputado Ángel María Sánchez (Ángel Pire), ejerciendo su función de representar a quienes le eligieron, hizo un recordatorio a Luis Abinader de lo prometido hace un año y que la respuesta no ha llegado. Es tal el incumplimiento que ha sido necesario someter una segunda resolución para solicitar lo que fue ordenado al ministro de obras públicas.
Son incontables las veces que el presidente de la República ordena acciones a ejecutar de forma inmediata y no se hacen. Son muchas las promesas realizadas con fecha, cantidad, y forma de accionar y no se cumplen. Se escucha el dicho, el presidente tiene buenas intenciones, pero lo que vamos descubriendo es que el presidente no tiene poder para hacer que las cosas sucedan. Cuando esto pasa son los más débiles, los desprotegidos que sufren las consecuencias.
A celebrar el aniversario de la palabra empeñada del presidente que nadie escuchó y por ende no actuó. A celebrar la falta de respeto a la palabra del número uno de la nación dominicana. Una celebración que llena de rabia, impotencia y pesimismo, iniciando un segundo mandato.