El informe destaca el impacto de la guerra en Ucrania, la crisis climática y la pandemia de coronavirus
MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha alertado este martes de que «el mundo se está convirtiendo rápidamente en un polvorín de muertes infantiles evitables» a causa del aumento del número de niños con desnutrición aguda grave, una cifra que está aumentando a causa del impacto de la guerra en Ucrania.
«Incluso antes de que la guerra en Ucrania pusiera a prueba la seguridad alimentaria en todo el mundo, los conflictos, las crisis climáticas y la COVID-19 ya estaban causando estragos en la capacidad de las familias para alimentar a sus hijos», ha dicho la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell.
El organismo ha destacado en su informe ‘La desnutrición aguda grave: la emergencia olvidada de la supervivencia infantil’, que la financiación internacional para hacer frente al repunte de los niveles de desnutrición aguda grave y el aumento de los costes de los tratamientos también está amenazada.
Así, en la actualidad al menos diez millones de niños de los 13,6 millones con desnutrición aguda grave carecen de acceso al tratamiento más eficaz para tratar su situación. La desnutrición aguda grave causa una de cada cinco muertes entre los menores de cinco años a nivel mundial.
UNICEF ha hecho hincapié en que una serie de circunstancias está empeorando la seguridad alimentaria en el mundo, incluidas la guerra en Ucrania, la situación de las economías tras la pandemia de coronavirus y la sequía persistente en algunos países a causa del cambio climático.
En este sentido, ha advertido de que las previsiones contemplan un aumento del 16 por ciento de los precios de los alimentos terapéuticos durante los próximos seis meses a causa del repunte del coste de las materias primas, lo que podría dejar a 600.000 niños sin acceso a un tratamiento.
«Para millones de niños cada año, estos sobres de pasta terapéutica suponen la diferencia entre la vida y la muerte. Un aumento del precio del 16 por ciento puede parecer aceptable en el contexto de los mercados alimentarios mundiales, pero al final de esa cadena de suministro hay un niño desesperadamente desnutrido, para quien lo que está en juego no es en absoluto aceptable», ha explicado Russell.
En este contexto, el sur de Asia sigue siendo el epicentro de la desnutrición aguda grave en el mundo, ya que aproximadamente uno de cada 22 niños la sufre, una cifra que duplica la registrada en África subsahariana. Así, se prevé que en Afganistán 1,1 millones de niños sufran desnutrición aguda grave este año, casi el doble que en 2018.
Por otra parte, la sequía en el Cuerno de África amenaza con causar un rápido aumento de los casos, que podría pasar de 1,7 millones a dos millones, mientras que en el Sahel se espera que esta cifra pueda aumentar un 26 por ciento en comparación con la registrada en 2018.
El informe recoge además que países en una situación de relativa estabilidad, como Uganda, se ha registrado un aumento del 40 por ciento o más de los casos desde 2016 debido al aumento de la pobreza y la inseguridad alimentaria de los hogares, lo que provoca que la calidad y la frecuencia de la alimentación de los niños y las mujeres embarazadas sean insuficiente.
UN NIVEL DE AYUDA «LAMENTABLEMENTE BAJO»
La situación se ve principalmente impactada por problemas relacionados con el clima y el acceso inadecuado a los servicios de agua potable y saneamiento, lo que contribuye al aumento de estas cifras a nivel global, mientras que el informe subraya que la ayuda sigue siendo «lamentablemente baja» y podría descender aún más.
En este sentido, el documento dice que hay pocas posibilidades de que el nivel de financiación vuelva a los niveles previos a la pandemia antes de 2028. La ayuda mundial destinada a acabar con la desnutrición aguda grave representa únicamente el 2,8 por ciento del total de la asistencia al desarrollo del sector sanitario y el 0,2 por ciento del total.
Por ello, UNICEF ha reclamado que los gobiernos aumenten la ayuda en al menos un 59 por ciento por encima de los niveles de la ayuda al desarrollo de 2019 para dar atención a todos los niños que necesitan tratamiento en 23 países especialmente afectados por esta situación.
El organismo ha solicitado además a los países que incluyan el tratamiento en los planes de financiación de la salud y el desarrollo a largo plazo y que garanticen que las asignaciones presupuestarias para hacer frente a la crisis mundial de hambre incluyan asignaciones específicas para las intervenciones alimentarias terapéuticas.
«Simplemente no hay ninguna razón para que un niño sufra de desnutrición aguda grave, y menos cuando tenemos la capacidad de prevenirla. Pero hay muy poco tiempo para reactivar un esfuerzo mundial de prevención, detección y tratamiento de la malnutrición antes de que esta situación sea muchísimo peor», ha resaltado Russell.
IMPACTO DE LA GUERRA EN UCRANIA
Russell ha hecho hincapié en que «con el impacto de la guerra en Ucrania sobre la seguridad alimentaria global, incluso más niños están en riesgo de desnutrición aguda grave» y ha argumentado que «por ello UNICEF está haciendo sonar la alarma y publicando esta alerta global sobre la infancia».
«La comunidad internacional debe actuar para evitar esta catástrofe», ha resaltado, antes de recordar que Rusia y Ucrania «están entre los principales productores y exportadores agrícolas del mundo». «Las líneas de suministro están bloqueadas», ha apuntado.
En esta línea, ha indicado que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que «una reducción prolongada de las exportaciones de alimentos podría elevar el número de personas desnutridas entre ocho y trece millones a nivel global en 2022 y 2023».
«La escasez de alimentos, combustible y fertilizantes, combinada con las presiones inflacionistas, está causando que los precios aumenten», ha señalado, antes de agregar que «ni siquiera la comida terapéutica preparada para su uso (RUTF) es inmune» a esta situación.
«Este año muchos niños gravemente desnutridos han perdido su lucha por la vida. No podemos traerlos de vuelta y no podemos poner fin al hambre y la desnutrición de la noche a la mañana, pero podemos evitar que los niños sigan muriendo por desnutrición aguda», ha argüido.
De esta forma, Russell ha defendido que «con una inversión estratégica en vías demostradas y asequibles para tratar y evitar la desnutrición aguda grave, se pueden salvar vidas ya y trabajar por un mundo en el que ningún niño queda desnutrido y muere».
«Es difícil trasladar a palabras lo que significa que un niño esté gravemente desnutrido, pero cuando conoces a un niño que sufre de esta forma letal de desnutrición aguda, entiendes y nunca olvidas», ha manifestado, antes de resaltar que «aún más angustiante es saber que es extremadamente doloroso para los niños que sufren esta situación». «Sin un tratamiento vital, es una batalla que muchos pierden», ha zanjado.