En vísperas del primer aniversario del ascenso al gobierno del denominado PRM se observan los movimientos y acciones para presentarle a la población logros y conquistas inexistentes.
Comenzaremos a leer crónicas, costosas publicaciones en separatas, los medios electrónicos saturados de mensajes gubernamentales presentando hechos y obras que nadie ve por ninguna parte.
Se ha estrenado en la presente gestión un estilo gubernamental que antepone el marketing a los hechos, porque el fin que persiguen es caer bien, no solucionar problemas.
En comparecencias públicas de funcionarios, y muy probable que también del jefe del Estado, encontraremos un paraíso en la tierra, sustentado en mentiras y engaños.
Con el mayor presupuesto de la historia del país, no se ha construido una sola obra. Se dirá que la emergencia por la pandemia Covid-19 ha hecho que se cambien los planes, ¿pero cuáles planes? Si lo que ha predominado es la improvisación.
¿Cuál ha sido el uso y destino dado a casi 15 mil millones de dólares en préstamos o la mayor recaudación de la historia, si todos los programas sociales han sido cerrados?
Partiendo de que lo real es lo verdaderamente existente y lo irreal fruto de nuestra imaginación o fantasía, concluiremos en que los anuncios y celebraciones presentarán una realidad ficticia, irreal.
Lo real en este caso es el impacto del alto costo de la vida, la inseguridad ciudadana, la falta de atención a la salud, que se manifiesta en alteraciones de tasas y parámetros saludables. Lo real es que en medio de la pandemia Covid-19 nos impacta, por descuido de las autoridades, la llamada Peste Porcina Africana y, para cerrar con la conocida expresión de que en la casa éramos muchos y parió la abuela, resurgen los odiosos apagones.
Poca cosa tiene el Gobierno que decir. La improvisación e inexperiencia de los actuales gobernantes ocasionaron que pasara un año con mucha pena y nada de gloria.