GREYDI RAMOS E
Escritor y Político.

Resulta increíble que todavía a estas alturas algunos líderes de la oposición no hayan caído en cuenta de que la gran abstención del pasado proceso electoral se debió a tres factores muy importantes, advertidos previo al proceso electoral por analistas, periodistas o por cualquiera con dos dedos de frente que pudiera analizar el escenario político del momento.
El primer factor del vaticinado derrotero fue la supuesta alianza, que en el fondo todos sabíamos que se trataba de un engaño, pues los principales líderes de la oposición, Leonel Y Danilo, nunca llegaron a ponerse de acuerdo y la supuesta alianza de mayo terminó convirtiéndose en la ejecución de la venganza por las traiciones y los resultados obtenidos en febrero. El segundo factor fue, que al igual que en las elecciones del 2020 muchos de los autoproclamados Boschistas, simpatizantes ambivalentes del PLD y FP se quedaron a esperar a ver quién quedaría en segunda vuelta, para ir a apoyarlo; otro craso error de la oposición venderle a sus simpatizantes el absurdo de que habría una segunda vuelta, suceso nunca repetido desde el 1996, cuyo escenario era muy diferente al del 2024. Y el tercero y peor aún las opciones a elegir no eran las más atractivas para la población y ambos candidatos, de la oposición, como del gobierno, tenían un alto índice de rechazo en la población común no partidista; lo que en conclusión advertía que las elecciones de mayo 19 eran solo la crónica de una muerte anunciada, pues el gobierno, con el poder del estado podría imponerse fácilmente.
Pero obviando todo esto y con la absurda hipótesis de que si más personas hubiesen votado el 19 de mayo, los resultados habrían sido diferentes, el diputado de la Fuerza del Pueblo, Hamlet Melo y otros legisladores se embarca en impulsar un proyecto de Ley con miras a obligar a los dominicanos a votar, violentando así la libertad de elegir y ser elegido, consagrada en el artículo 208 de nuestra Constitución que reza:
-Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno y para participar en referendos. El voto es personal, libre, directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto.
Casualmente, eso dice nuestra carta magna, la misma constitución que el autoproclamado Guardián de la constitución, Dr. Leonel Fernández defendió en años recientes y por la que además recientemente advirtió, pretende iniciar una nueva lucha en unos días si de nuevo intentan tocarla. Lo que viene a resultar muy curioso, pues por un lado, se advierte que se defenderá la constitución a capa y espada si intentan modificarse, pero por otro lado es un diputado del mismo partido, Fuerza del Pueblo, quien pretende violentar un derecho constitucional de todos los dominicanos, como lo es el libre derecho de asistir o no a las urnas. Alguien me lo explica…
Pero, obviemos de nuevo y pasemos por alto estos detalles y compremos la hipótesis del honorable diputado de la Patria, Hamlet Melo, proponente y principal defensor del proyecto que pretende que todos los dominicanos participemos de manera obligatoria en el proceso electoral, y preguntémosle por qué embarcarnos en un proyecto de Ley electoral tan cerrado, tan insípido y tan casi personal, cuya aspiración solo busca o cree beneficiaría a su partido en un próximo proceso electoral, donde el pueblo que no votó por ellos saldrá a hacerlo de manera obligatoria?
Por qué no consensuar un verdadero proyecto de Ley que elimine varios males y vicios de nuestros procesos electorales, e incluya en el mismo, a modo de aderezo si se quiere para darle un mejor sabor y una mayor aceptación del soberano, el pueblo dominicano?
A qué nos referimos, a incluir en el proyecto un pliego de propuestas con la que todo el pueblo dominicano estaría totalmente dispuesto a negociar y estaría de acuerdo en apoyar dichas modificaciones a la Ley electoral.
La primera modificación, que todo candidato a cualquier posición electiva sea profesional de al menos una carrera universitaria. No podemos seguir poniendo la cosa pública y mucho menos la creación de nuestras leyes en manos de personas analfabetas o con cero nivel académico.
La segunda, que se reduzca el número de diputados a 100 o 120 y que sean revisados constantemente las migraciones provinciales y así reducir el número donde deban ser reducidos.
Tercera, que se eliminen las diputaciones al PARLACEN que en nada inciden ni benefician al pueblo dominicano y solo representan un negocio para los partidos políticos y un exorbitante gasto del erario público, manteniendo un grupo de vagos sin oficio ni beneficio.
Cuarta, que se eliminen los partidos bisagras que no lleven candidatos presidenciales a las elecciones. Se obliguen a participar con candidatos propios a una primera vuelta y solo si hay segunda vuelta puedan aliarse a los partidos que en ella contiendan; lo que eliminaría de una vez por todas, la compraventa de partidos y su dirigencia.
Quinta, que se elimine el transfuguismo de los Senadores, Diputados, Alcaldes y Regidores, de manera que si son elegidos por un partido y se van a otro pierdan el cargo, pues el cargo se queda con el partido. Es claro que si lo hiciesen de esa manera, nadie saltaría de un partido a otro ni se vendería al gobierno como sucede siempre en tiempos electorales. Así se eliminaría de una vez y para siempre el asqueante y degradante transfuguismo de los políticos dominicanos.
Reto al honorable diputado Hamlet Melo y a cualquier otro congresista a hacer suyas estas propuestas, aunque sé que al final ningún congresista ni del partido de gobierno ni de la oposición las acogerá, pues al final de cuentas no le es rentable para sus intereses y los intereses de sus partidos, únicas posiciones que defienden tan pronto pisan el congresos nacional.