Por Dr. Amín Cruz
CRDmedia
“Hay una cosa muy interesante, y es que cuando se examina al hombre como ser posible, el primer descubrimiento es que, en el hombre, en todo hombre hay una posibilidad de riquezas que están ocultas y que comienzan a manifestarse en la misma medida en que la ética te ayuda, te va señalando como guías. La ética hace vibrar al ser humano cuando comienza a explorar dentro de sí mismo y se da cuenta de que en sí mismo hay una cantidad de riquezas que no ha explorado y que está viviendo solamente de sustitutos”. Dr. Javier Darío Restrepo
El Congreso Hispanoamericano de Prensa y Congreso Mundial de Prensa somos instituciones altruistas sin fines de lucro al servicio de los periodistas que han forjado y contribuido a una innegable historia plasmada en 26 años de arduo trabajo bajo la dirección de su CEO, presidente y fundador, siempre manteniendo viva: la visión, misión y valores, no hemos escatimado esfuerzo en promover la ciencia, educación, orientación, formación, actualización y tecnología en un ambiente de paz, trabajo, armonía, confraternidad, sociabilidad, apoyo y solidaridad.
Durante 26 años ha estado llevando a cabo, diversos eventos académicos de talla internacional con aprendizaje, formación, educación, actualización y tecnología en el ámbito periodístico, así como comunicadores sociales, reporteros, fotógrafos, publicistas, dueños de medios digitales, impresores, diagramadores, estudiantes y otros tantos que dignifican la comunicación como los escritores, teatristas, músicos y compositores, así como público en general
Dr. Javier Darío Restrepo considerado un maestro de maestro por generaciones de periodistas de América y el mundo, que aprendieron de él su pasión por el oficio y lo admiraban como referente ético, pero, además, era un ser que traspasó el tiempo con su ejemplo, sencillez, honradez, transparencia, sociabilidad, solidaridad, humildad, caballerosidad, objetividad, prudencia y elegancia en la pedagogía de su trabajo y enseñanza.
Forjó su camino profesional basado en la ética del oficio fue cofundador, guía, maestro, ejemplo de humildad y entrega desinteresada del Congreso Hispanoamericano de Prensa, el mismo que nos compartió y acompañó por 18 años en nuestros eventos locales nacionales e internacionales con sus grandes enseñanzas y su gran legado en todo América Latina.
Un hombre de una nobleza extrema de alta dimensiones y desde su inicio estuvo ligado a la historia y trayectoria del Congreso Hispanoamericano de Prensa y del Congreso Mundial de Prensa en la formación, siempre disponible a escuchar y ayudar a los periodistas y personas que le solicitara su ayuda e información en todas las jornadas de los cónclaves del Congreso de Prensa.
Javier Darío Restrepo era una persona intachable, era un hombre honrado, recto, justo, leal, laborioso, generoso con buenas acciones y valores humanistas, con visión clara sobre la educación y la tecnología, un gran apóstol viajero, misionero de la paz y el bien por América. “El periodismo no es un poder, es un servicio”, decía Javier D. Restrepo.
Indicaba el maestro Dr. Restrepo que la calidad periodística y la ética propone unas ideas claras. Que las dos son un matrimonio indisoluble: «la mayor garantía de que una pieza periodística es de calidad es el perfil ético del periodista.
Igual nos indicaba que la premisa formulada al revés también es válida: la mayor garantía de que un periodista es ético es que sus piezas periodísticas son de calidad. También que la ética, como el oficio del reportero y del editor, no son algo que se alcanza en algún momento, y se guarda como trofeo en un anaquel.
La ética es una práctica, es una manera de hacer las cosas, y se ejercita y se pone a prueba con cada historia periodística, los valores mencionados aquí que guían esa práctica el compromiso, el coraje, el reto de cambiar algo todos los días, la consciencia también se enriquecen con cada viaje en busca de la verdad.
De estos valores que menciona el maestro, me gustaría detenerme en uno que generalmente no se incluye, en reflexiones similares, entre las virtudes que debe tener un reportero: el compromiso. No es una dependencia a un interés o una militancia a una causa. Es la lealtad.
Las enseñanzas que nos dejó el Dr. Javier Darío Restrepo, en el siglo XX y XXI en América y en el mundo periodístico no tiene paradigma. Por eso, dice el maestro, no es ético ese periodista que mira el mundo como desde una ventana, con guantes de cirujano y tapabocas, y pretende con ello estar guardando la “objetividad”.
Hay que seguir enriqueciendo cada historia con todas las fuentes, datos y documentos posibles. Y estar dispuestos con toda honestidad a que un dato real dañe una gran pieza, pero eso no nos hace observadores neutrales que, entre otras cosas, no existen nos eleva a un pedestal como si las desgracias y los triunfos de nuestros congéneres no nos tocaran.
El compromiso es no dejar de estar entre ellos y siempre interactuar en horizontal, como iguales. En la era digital, ese compromiso debe estar además ligado a otro valor inmenso para el periodismo: la transparencia, el maestro trato de manera intacta, directa e inédita una enseñanza que muy pocos maestros la han puesto al servicio de los más humildes de las sociedades de este mundo.
Por lo que hoy se habla de una ética de la memoria y del olvido dice el maestro en ese manejo del olvido, memoria y de los silencios están comprometidos derechos y la dignidad de los otros, por eso adquieren esa dimensión ética” dijo el maestro Dr. Restrepo y añadió, en el fondo volvemos a lo mismo: la ética periodística es la de verificar, volver a verificar con diversas fuentes y versiones, y conectar con la historia que rodea a los hechos, ponerlos en un mapa que permita al público ubicarlos.
El ejercicio sería inútil si no llevara a mejorar la práctica, ahí, el maestro nos recuerda que las palabras que usamos no son neutras porque con ellas comprendemos y explicamos el mundo. Ellas pueden ser instrumentos que en labios de políticos, publicistas o mercaderes inescrupulosos se usen para deshumanizar, o pueden ser herramientas para explicar, incluir, invitar a la reflexión; es decir, para humanizar.
El uso que les demos a las palabras, sin embargo, no depende de que tengamos la mejor intención, ni de la bondad de nuestros corazones. Un violinista que no sabe leer música ni práctica su instrumento todos los días desafinará en un concierto, no importa que sea la persona que más aprecie la buena música o la más generosa.
Con la lógica inversa, un periodista que lea a los mejores escritores, estudie el uso del lenguaje, busque sus palabras con esmero para que signifiquen lo que quiere decir con precisión, y además apele a la enorme gama de opciones de expresión que le dan su lengua y los formatos digitales, producirá piezas periodísticas de mejor calidad, que a su vez ayuden a incluir, a comprender, a igualar… en fin, a humanizar el mundo.
La ética que surge de todas las anteriores, al ofrecer verdades más claras y palabras más justas, lo entiendo yo al maestro, construye esperanza. Ese es el mensaje último que nos dejó, que el periodismo bien ejercido y bien vivido es una fuerza para cambiar las cosas.
Y toda esta larga lucha tiene que ver con el concepto del ser humano. La humanidad siempre ha tenido gran dificultad para reconocer la dignidad de cada ser humano, de todo ser humano.
Eso implica formación de sensibilidad, pero, sobre todo, tanto en periodistas como en cualquier profesión, un reconocimiento del valor que hay en todo ser humano. Y eso también implica la exclusión de dogmatismo, de intolerancias, de exclusiones, de prejuicios alrededor o del negro, o del islámico, o del conservador, del liberal, del comunista. Todo ser humano es una mina en la que hay que entrar.
Quizás es por todo ello que el maestro Javier Darío llevaba siempre esa sonrisa puesta, aún en los tiempos tristes en los que vivimos. Es la satisfacción del sabio, que sin sentirse más que un reportero, había descubierto hacía ya tiempo por qué el periodismo le da tanto aliento al mundo.
Compartir su trayectoria como periodista en diversos ámbitos, su experiencia profesional de casi 70 años el Dr. Javier Darío Restrepo la ética sigue igual, solo que se ha hecho más claro y profundo su conocimiento ese es su gran legado para el mundo periodístico.
La falta de identidad profesional es la mayor falta ética del periodista; A la prensa le corresponde desmontar la violencia que hay en las mentes; La mejor virtud de un periodista es saber escuchar.
“El periodista ético es eso: un valor de toda la sociedad, y defenderlo para que mantenga todo su peso moral y su credibilidad, es parte de su responsabilidad con toda la sociedad.” Javier Darío Restrepo.
Dr. Amín Cruz CEO Presidente Fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa y del Congreso Mundial de Prensa, Padre embajador del Periodismo Hispanoamericano y Latinoamericano, diplomático, historiador, escritor, educador.