Por Redacción
CRDmedia
El gobierno del presidente Luis Abinader se enfrenta nuevamente a críticas por su política migratoria, la cual no ha cumplido con las expectativas generadas durante la campaña electoral del 2020. La falta de resultados concretos hasta ahora ha llevado a muchos a cuestionar la efectividad de las políticas migratorias del gobierno.
Debido a resultados tan exiguos, el presente gobierno ha dado una rueda de prensa en la cual el presidente Abinader “se expuso personalmente” al anunciar la deportación de 10 mil haitianos semanales, una promesa que, de no cumplirse, podría dejarlo en una posición desfavorable.
Este anuncio se produce en un contexto de creciente presión popular, impulsada por el movimiento Antigua Orden Dominicana, quienes lograron congregar el pasado viernes 27 de septiembre, a miles de ciudadanos frente al Palacio Nacional para exigir deportaciones masivas, al son del coro “Nosotros Aquí y Ellos Allá“. Pero, las cosas no se han quedado ahí, el mismo colectivo social está convocando a todo el pueblo dominicano a darse cita en la Plaza de la Bandera, este sábado 5 de octubre a partir de las 4:00 p.m.
Desde nuestra perspectiva, la aparición del presidente en esta rueda de prensa no es más que una muestra de debilidad. No nos oponemos a dichas declaraciones, TODO LO CONTRARIO; lo que sí cuestionamos es a la exposición de su figura, la cual debe ser preservada, siempre. Al poner su rostro y su reputación en juego, Abinader arriesga la gobernabilidad y la estabilidad social que tanto necesita el país para avanzar, al hacer este movimiento, el cual luce desesperado. La presencia del presidente en este evento comprometió el operativo, dejándolo sin margen de error y expuesto a las críticas políticas y sociales que, seguramente vendrán si las deportaciones no se materializan tal lo anunciaron.
Podemos observar que, la política migratoria del presidente Abinader se encuentra en una encrucijada. La firmeza mostrada en el discurso debe traducirse en acciones concretas para evitar que esta medida se convierta en un símbolo de debilidad gubernamental. Solo el tiempo dirá si el presidente Abinader podrá cumplir con su promesa y mantener la estabilidad que la República Dominicana necesita.
Author: Redacción
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