Washington (EFE).- La excanciller alemana Angela Merkel presentó este lunes su autobiografía ‘Libertad’ en una conversación en Washington junto al expresidente estadounidense Barack Obama, en la que ambos repasaron su relación como líderes y abordaron cómo la ultraderecha ha usado el discurso antimigrante para ganar poder en todo el mundo.
Ambos líderes conversaron durante casi dos horas ante una audiencia de centenares de personas en la sala de conciertos ‘The Anthem’, cuyas entradas se agotaron horas antes del inicio del evento.
La ultraderecha y la democracia
Uno de los momentos más interesantes se produjo en la última media hora, cuando Obama recogió preguntas de la audiencia. Una de ellas planteaba cómo la ultraderecha en países como Estados Unidos, Alemania, Hungría e Italia ha capitalizado la migración para su auge y qué pueden hacer las nuevas generaciones para preservar la democracia.
Merkel respondió ofreciendo una doble receta: que los gobiernos den a los ciudadanos la seguridad y estabilidad necesarias para vivir sin miedo a perder su empleo, protegiéndolos de la retórica de la ultraderecha, y que, además, refuercen las políticas de integración mediante cursos de idioma, escolarización y apoyo a las autoridades locales.
Además, Merkel afirmó que se deben fortalecer los “partidos democráticos” y que estos tienen que ser “serios” a la hora de abordar los problemas que afectan a las personas en su día a día.
“No deben adoptar la retórica de los partidos de extrema derecha”, subrayó Merkel, quien advirtió que cuando los partidos abandonan el “discurso civilizado” para sumarse a la narrativa de odio, lo único que consiguen es “reforzar los extremos más radicales, lo que crea un desafío aún mayor”.
Los grandes hitos del mandato de Merkel
Gran parte de la conversación giró en torno a los momentos clave de los 16 años de Merkel al frente del Gobierno alemán, marcados por múltiples crisis, así como a su vida en la antigua RDA antes de iniciar su carrera política.
Ambos recordaron vivencias como la crisis económica de 2008 y la crisis de deuda en Europa, donde sus trayectorias se cruzaron estrechamente.
Una de las anécdotas más entrañables que ambos recordaron fue la decisión de Obama, como candidato en 2008, de dar un discurso en Berlín.
Su equipo quería que fuera en la Puerta de Brandeburgo, pero Merkel se opuso para evitar dar la impresión de parcialidad. Finalmente, el entonces candidato demócrata pronunció su discurso en la Columna de la Victoria, en el parque Tiergarten, en el centro de Berlín.
“Cuando esto ocurrió, pensé: si permites que este Barack Obama dé un discurso en la Puerta de Brandeburgo, mañana será el candidato ruso y pasado el vietnamita, y todos querrán dirigirse al público frente a la Puerta de Brandeburgo”, explicó Merkel, quien señaló que esto habría creado un “precedente peligroso”.
Pese a sus razones, recordó entre risas Obama, Merkel se disculpó posteriormente con él en varias ocasiones por no haber permitido el discurso en ese lugar. Años después, en 2013, ya como presidente, Obama sí pudo utilizar ese icónico escenario.
Merkel y Obama repasan la crisis migratoria de 2015
Merkel y Obama también repasaron hitos clave de su trayectoria, como la crisis migratoria de 2015, que definió el tercer mandato de la excanciller (2013-2017).
Su decisión de mantener abiertas las fronteras alemanas provocó un notable aumento en el flujo de refugiados, en su mayoría sirios, y reconfiguró el panorama político en Europa.
Merkel defendió su decisión argumentando que Alemania no podía devolver a los refugiados sirios a su país de origen, devastado por la guerra civil y, además, subrayó la necesidad de abordar las causas de raíz de la migración y su colaboración con países como Turquía para gestionar la crisis.
“En ese momento pensé: no podemos simplemente dar discursos los domingos diciendo cuánto respetamos los derechos humanos, cuánto valoramos la dignidad humana, y luego, cuando estas personas llegan, decirles: ‘Para vosotros no hay lugar, no tenemos corazón’”, afirmó.
El último mandato de Merkel (2017-2021), que la líder aborda en sus memorias, estuvo dominado por la pandemia del coronavirus y su decisión de no presentarse a la reelección, una resolución que, según explicó en el libro, fue en buena medida una consecuencia tardía de la crisis migratoria.