Por Rafael Guillermo Guzmán Fermín
Ciudadanía RD Media
El autor analiza la situación de la inseguridad ciudadana y la seguridad privada.
A pesar de que según cifras oficiales el índice de criminalidad ha disminuido, el crecimiento del sector de la seguridad privada en la República Dominicana plantea una aparente contradicción que merece ser analizada. Para entender esta incongruencia que me surgió este 1 de diciembre al leer los datos presentados por el presidente de la Asociación Dominicana de Empresas de Seguridad (ADESINC), Adi Grimberg, levantados por la reputada firma Analityca, es necesario considerar varios factores que pueden influir en la expansión de este sector, más allá de los índices de criminalidad:
Percepción de seguridad vs. datos oficiales: Aunque las estadísticas gubernamentales ofrecidas por las autoridades reflejan una disminución de la criminalidad, la percepción de inseguridad por parte de la población puede no coincidir con dichos datos.
Las personas suelen basar su apreciación en experiencias personales vividas, noticias y la percepción generalizada de riesgos catalizada a través de las redes sociales, que impulsa la contratación de servicios de seguridad privada.
Crecimiento económico y aumento de bienes que proteger: Es indudable que el crecimiento económico sostenido genera más empresas, propiedades y bienes de alto valor que requieren protección.
Este factor puede haber contribuido al incremento de la demanda de servicios de seguridad privada, independientemente de la tasa de criminalidad.
Segmentos específicos de inseguridad: Aunque los índices generales de criminalidad pueden haber disminuido, ciertos delitos específicos como robos, fraudes o amenazas contra empresas y residencias pueden haberse mantenido o incluso incrementado en zonas o sectores determinados, lo que lleva a una mayor necesidad de seguridad privada.
Requerimientos corporativos especializados: Muchas empresas internacionales y locales consideran los servicios de seguridad privada como una norma operativa, independientemente del entorno general de seguridad.
Además, sectores como la banca, la minería, el turismo y los eventos masivos demandan soluciones especializadas que las fuerzas públicas no pueden suplir completamente.
Confianza en el sector privado: En este aspecto, la percepción de que las empresas privadas pueden ofrecer servicios más efectivos y personalizados que las que podría ofrecer la Policía Nacional también puede explicar este crecimiento. La población o las empresas pueden preferir la inmediatez y adaptabilidad de estos servicios.
Crecimiento poblacional y urbanización: Como último factor, el aumento de la población en áreas urbanas y la densificación de ciudades suelen generar más necesidades de seguridad en términos de vigilancia, acceso controlado y protección residencial.
En tal sentido, cuando las autoridades anuncian una disminución de la criminalidad en teoría, en la práctica debería sobrevenir una reducción de la demanda de seguridad privada, e incluso la demanda de la propia seguridad pública, así como otros factores como la percepción de inseguridad, el crecimiento económico y la especialización de los servicios explican el incremento de dicho sector. Esto indica que los datos oficiales de criminalidad no son el único determinante en la dinámica del mercado de seguridad privada, y subraya la complejidad de las relaciones entre seguridad pública, privada y la economía.
El autor es miembro del Círculo Delta.