Por José Ricardo Taveras Blanco
Ciudadanía RD Media
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.”
Apocalipsis 3:15-16
Tal como dice la Biblia, por tibio te vomitaré. En los términos del nuevo paradigma diplomático norteamericano llegó el momento del fin de la ambigüedad estratégica frente a Washington, en esencia, la administración de Donald Trump ha marcado una raya de Pizarro, conmigo o contra mí. A eso viene el secretario de estado Marco Rubio al Caribe, tal como lo hará en otras latitudes, a explicar algo que tanto él como el presidente Trump han explicado quizás algo más que sentenciosamente, en el caso de nuestra región, los temas básicos estarán necesariamente vinculados a procurar alianzas con las políticas que serán impulsadas frente a Venezuela, Cuba, Nicaragua y del Canal de Panamá, este último punto con carácter muy especial y centradamente, sin restar importancia a los demás.
Al menos en el caso de República Dominicana y casi me atrevo a decir que de los demás destinos, no me parece que la visita verse esencialmente sobre las deportaciones aunque se toque, ninguna de las naciones concernidas tienen historial de rechazar la recepción de sus ciudadanos sometidos a procesos de deportación, en nuestro caso, históricamente recibimos un vuelo quincenal sin ningún problema, pero, al margen de la problemática de las dictaduras, la prioridad en esta región consiste en que Panamá tendrá que echar los chinos en el marco de una negociación con los Estados Unidos, que convencionalmente son los gendarmes de la seguridad del canal, tendrá que hacerlo cueste lo que cueste, algo a lo que me informan están dispuestas las actuales autoridades panameñas toda vez que esa presencia es un fardo que han heredado de la administración del presidente Juan Carlos Varela fundamentalmente, pero, esa no será una medida que se pueda tomar así porque si, será necesario soporte regional y muy especialmente apoyo financiero que eventualmente el Tío Sam tendrá que allegar de algún modo, aunque implique sacrificios locales.
La jugada antes planteada es muy probable que conlleve un replanteamiento que redefina la política de la región respecto a las relaciones con Taiwán, que tal como afirmara el Secretario Rubio en su audiencia de confirmación, se vio afectada muy especialmente en el caso dominicano, por el lobby panameño, de ahí que por lo menos es muy probable que se le peda a la región volver sus ojos a Taiwán a través de por lo menos la apertura de oficinas de intereses en una primera fase, algo que nos parece viable y hasta justo.
En conclusión, el secretario de estado de los Estados Unidos, el señor Marco Rubio, quizás no meta en esta fase a Taiwán, tal vez sea sutil sin dejar de ser claro estableciendo que para esta administración todo genera un régimen de consecuencias, pero eso sí, en ningún caso dejará de procurar apoyo de la región para su objetivo estratégico que en este momento es el Canal de Panamá. En pocas palabras, nos viene a decir: “De ahora en adelante estarán con nosotros o contra nosotros, no jugaremos con eso, si juegan a la ambigüedad estratégica en nuestro patio serán vomitados sin ningún tipo de delicadeza diplomática o ambiguos mensajes políticamente correctos”; lo dirá porque ese es precisamente el eje de la política exterior que dirigirá: promover la paz a través de la fuerza, a eso viene, a explicar en qué consiste para nuestras naciones.