
Santo Domingo, RD.-Un templo de dolor, memoria y esperanza pasó a ser ayer el Polideportivo de Haina. Cientos de personas honraron a sus muertos en una misa solemne en homenaje a los 52 fallecidos originarios de San Cristóbal, sobre todo de Haina, víctimas de la tragedia ocurrida la madrugada del día 8, en la discoteca Jet Set, de Santo Domingo.
Dos pantallas proyectaban los rostros de las víctimas, mientras los asistentes ingresaban al recinto con listones negros en el pecho y una rosa blanca entre los dedos. Las canciones interpretadas por Yajaira Castro y Adonai Fabal envolvían el ambiente, mientras los familiares depositaban flores frente a la tarima.
Las palmas en las manos de muchos recordaban que era Domingo de Ramos, una fecha de fe, que esta vez coincidía con una de las tragedias más devastadoras para el país.
La misa, organizada por la Gobernación de San Cristóbal y la Alcaldía de Haina, fue abierta por la voz firme y dolida de Miosotis Castillo, en presencia del presidente Luis Abinader, la primera dama Raquel Arbaje, la vicepresidenta Raquel Peña y el miembro del Salón de la Fama de Cooperstown David Ortiz.
La oración inicial estuvo a cargo del pastor Germán Joseph, quien imploró consuelo para los deudos: “Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran”, (Rom. 12:15), repitió, sosteniendo la fe como ancla en medio del sufrimiento. Recordó que Haina “no es ajena al dolor”, pero es resiliente y que esta tragedia, como el huracán David en 1979, deja huellas profundas, pero -afirma- Dios los ayudará a sobreponerse, una vez más.
La voz de los que quedan
Entre tantos testimonios sobrecogedores, destaca el de Grey Mary y Mary Grey Polen Vásquez, hijas mellizas de Juana Isidra Vásquez, una de las 17 personas del grupo de la tercera edad “Los Haineros Dorados”, que perdieron la vida aquella madrugada. Con voz entrecortada, denunciaron que miembros de la Policía Nacional, primeros en llegar al lugar del colapso, “salían con cadenas de oro en las manos” y que fueron los militares quienes pusieron orden y detuvieron a dos personas por saqueo.
“Mi madre era alegría, era vida”, expresó Grey Mary. “Nosotros llegamos antes que todo el mundo. Mi madre fue una de las últimas en ser recuperada, la identificamos por un tatuaje en su tobillo derecho, porque no tenía rostro”, confesó con lágrimas.
Su hermana Grey Mary expresó que la discoteca era un espacio habitual para Juana y su grupo, como parte de su rutina de ocio. Seguían al merenguero Rubby Pérez, también fallecido en la tragedia.
“Los Haineros Dorados están destruidos. Esto no se puede quedar así. Queremos respuestas”, concluyó con determinación.
Un vuelo de esperanza
Otra historia que arranca lágrimas es la de Ana Peguero, hija de Bienvenido Peguero, quien falleció junto a su esposa Betania Cabrera. “Me enteré por Instagram, a las 5:30 de la mañana. Compré un vuelo desde Nueva Jersey de inmediato. Vine con la esperanza de encontrarlo con vida, quizá herido y donarle sangre…”, relató Ana. Ya en el avión, supo que su padre no había sobrevivido.
“Era su cumpleaños. Celebraban. Iban a volar a Colombia al día siguiente”, dijo entre sollozos.
La pérdida ha sido devastadora para los hermanos, todos residentes en Estados Unidos. “Él era un hombre bueno, mecánico de toda la vida, ya retirado… Volvió a su país para descansar y murió así…”.
entre lágrimas y abrazos
El sacerdote Pedro Rivas ofició la eucaristía y subrayó la esperanza en la resurrección. “No lloren como quienes no tienen esperanza”, citó de San Pablo, al invitar a confiar en el consuelo de Dios. En la homilía, recordó que, “las honras fúnebres son más para los vivos que para los muertos”, en alusión a San Agustín.
Palabras de David Ortiz
Al final de la ceremonia, Ortiz se dirigió al público, emocionado. Entre lágrimas, instó a los dominicanos a volver a la unidad familiar y a rechazar la violencia.
“Nosotros no éramos así (los dominicanos). Debemos enseñarle amor a la familia. Podría pasarle a cualquiera”, expresó, antes de romper en llanto, al recordar que perdió muchos amigos esa noche.
El Big Papi abrazó al presidente Abinader y éste último alzó los ojos llenos de lágrimas, para buscar entre los presentes a una señora que en ese momento exclamó ¡Justicia!
El acto concluyó con la interpretación de “Volveré”, por Joselito Trinidad, con la promesa de que el recuerdo de los ausentes no será olvidado.
En medio del luto, el pueblo de Haina volvió a abrazarse y como el país exige respuestas por la trágica muerte de por lo menos 225 personas. Músicos, cristianos y otros ciudadanos acudieron este fin de semana a la zona a rendir homenaje. En medio de un ambiente cargado de dolor y fe.