Astrónomos australianos acaban de resolver un enigma espacial que comenzó con una potente pero brevísima señal de radio detectada en pleno escaneo cósmico. Lo que parecía un fenómeno lejano e inexplicable resultó ser una ráfaga electromagnética de solo 30 nanosegundos, emanada por el satélite Relay-2 de la NASA, lanzado en 1964 y supuestamente inactivo desde hace más de medio siglo.
Utilizando el radiotelescopio ASKAP, compuesto por 36 antenas de alta sensibilidad, los investigadores localizaron la fuente justo en la órbita terrestre. El Relay-2, hermano del Relay-1 que transmitió los Juegos Olímpicos de Japón en 1964, volvió a ser protagonista en una escena completamente inesperada: una explosión de energía que eclipsó señales interestelares.
¿Qué causó el estallido fugaz?
Según Clancy W. James, del Instituto de Radioastronomía de la Universidad de Curtin, lo más probable es que el satélite no se haya “reactivado”, sino que acumuló carga estática durante años en el vacío espacial, que finalmente se descargó con un pulso capaz de saturar los sistemas de detección.
Otra hipótesis menos probable apunta a un impacto de micrometeorito, que pudo generar una breve emisión de plasma radioactivo. En cualquier caso, el fenómeno ha servido para abrir una nueva línea de estudio: cómo proteger los circuitos sensibles de misiones espaciales ante acumulaciones eléctricas invisibles.
“Este evento nos recuerda que el espacio no olvida sus reliquias”, comentó James. Y que incluso satélites dormidos, pueden despertar con un destello que sacude la radioastronomía moderna.