
Kim Soo-hyeon (REUTERS)
Seúl recibió este viernes a los 316 trabajadores surcoreanos detenidos en una redada migratoria en Georgia, Estados Unidos, donde fueron arrestados por presuntas irregularidades en sus visados. El reencuentro en el Aeropuerto Internacional de Incheon estuvo marcado por abrazos, lágrimas y pancartas de indignación. “¡Estoy de vuelta! ¡Soy libre!”, gritó uno de los repatriados, según la agencia Yonhap.
La redada, ejecutada por agentes del ICE el 4 de septiembre, tuvo lugar en una planta de baterías eléctricas de Hyundai y LG Energy Solution. Los detenidos eran técnicos especializados enviados desde Corea del Sur para instalar maquinaria y capacitar personal local. Washington alegó que muchos habían excedido el tiempo permitido por sus visados o trabajaban sin documentación adecuada.
La difusión de imágenes donde los trabajadores aparecían esposados y con grilletes en los tobillos desató una ola de indignación en Corea del Sur. Carteles en el aeropuerto mostraban caricaturas de agentes del ICE con máscaras de Donald Trump y cadenas en las manos. “¿Somos amigos, verdad?”, decía uno. Otro cuestionaba: “¿Por qué seguir invirtiendo en EE.UU. después de esta puñalada por la espalda?”
Ante la crisis, Seúl lanzó una ofensiva diplomática. El ministro de Exteriores, Cho Hyun, viajó a Washington para exigir la liberación de los detenidos. Mientras tanto, ejecutivos de Hyundai y LG intentaron contener el daño en Georgia. El CEO de Hyundai, José Muñoz, estimó que la planta sufrirá retrasos de hasta tres meses, afectando una inversión de 7.600 millones de dólares.
Ambos gobiernos acordaron que el regreso de los trabajadores se hiciera como salida voluntaria, evitando la etiqueta de deportación. De los 317 surcoreanos arrestados, solo uno decidió quedarse en EE.UU. para intentar regularizar su situación. En el vuelo chárter también viajaron ciudadanos chinos, japoneses e indonesios que fueron detenidos en la misma operación.
El presidente surcoreano, Lee Jae-myung, advirtió que el incidente ha generado “extrema confusión” entre las empresas de su país, que ahora dudan sobre futuras inversiones en suelo estadounidense. A semanas de haber pactado un paquete comercial de 350.000 millones de dólares con Washington, Lee pidió al Congreso de EE.UU. crear un nuevo tipo de visado para técnicos extranjeros. “Si eso ya no está permitido, ¿vale la pena seguir invirtiendo?”, cuestionó.
Crónica realizada con información de El País…