
Durante este viernes, el ministerio de Justicia de Rusia anunció el cierre de algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) presentes en el país. Como señala el comunicado emanado por dicha institución, el cierre se debe a que los organismos “habrían violado la legislación vigente de la Federación Rusa”. La medida contempla el cierre de las oficinas locales de Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
“El cierre de Amnistía en Rusia es solo el último de una larga lista de organizaciones que han sido castigadas por defender los Derechos Humanos y decir la verdad a las autoridades rusas”, denunció la secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Agnès Callamard.
La resolución contempla además el cierre de otras 13 ONG e incluye entre otras a la Fundación Carnegie para la Paz Internacional (Estados Unidos), la Fundación para la Libertad Friedrich Naumann (Alemania) y la Fundación Friedrich Ebert (Alemania).
“En un país donde decenas de activistas y disidentes han sido encarcelados, asesinados o exiliados, donde los medios independientes han sido calumniados, bloqueados o obligados a autocensurarse. Las organizaciones de la sociedad civil han sido proscritas o liquidadas, algo deben estar haciendo bien si el Kremlin intenta callarte”, expresó Callamard.
ONGs y el resguardo de los DD. HH.
Una ONG es una entidad de iniciativa social y con fines humanitarios, que es independiente de la administración pública y que no tienen afán lucrativo. Amnistía Internacional y las otras ONGs cerradas en suelo ruso, están principalmente orientadas a la defensa de los Derechos Humanos y, en el caso de AI a “realizar labores de investigación y emprender acciones para impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos“.
Amparada en la Declaración Universal de Derechos Humanos, elaborada tras los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial, Amnistía Internacional fue fundada en Inglaterra en 1961. Por su parte, Human Rights Watch tiene como origen Estados Unidos (1978) con sede central en Nueva York.
“Las autoridades están profundamente equivocadas si creen que al cerrar nuestra oficina en Moscú detendrán nuestro trabajo. Aún vamos a documentar y denunciar las violaciones de Derechos Humanos”, insistió Agnès Callamard.