Buscamos un gobierno de paz, que no vaya en contra de la unidad del país. O contra los derechos de los ciudadanos. Que no viole los derechos constitucionales de los dominicanos y que preserve nuestra democracia, que tanta sangre nos ha costado.
Los dominicanos nos caracterizamos por la sencillez, la humildad y ese carácter afable, alegre, aunado a una solidaridad única. De pronto, nuestro mundo cambió, llegaron los aristócratas, las castas de alcurnia, sectores convertidos en imprescindibles que después de amenazar la estructura del país, “Plaza de Las Banderas” nos vimos en un despertar de horror, ¿votamos a esa gente?
A los genios de la improvisación política, intelectual y empresarial, todo fue una falsa, un montaje mediático que efectivamente cambió.
¿Porqué sucedió? Muchas razones foráneas que algún día conoceremos, y que existen, la pandemia, los empresarios y por qué no, la división; en un momento donde lo lógico era elegir un presidente que lo estaba haciendo bien, avanzaba el país y la gente vivía sin temor, oportunidades de desarrollo, igualdad equidad y voluntad.
Pero la confusión, “El Cambio”, cuyas mentiras ya no se cuentan por cientos sino por miles, aliado con fuerzas que hasta ayer el mismo decía que eran el eje del mal, hoy gobiernan y a ocho meses el descontento, las injusticias, el pesar es colectivo, quisiera poder ver con optimismo el camino, pero la espesa niebla gris nos llena de angustias y desesperanza!