Por Billy Graham Castillo
CRDmedia
El sociólogo y politólogo alemán, Robert Michels en refiriendose a los partidos políticos dice: “La organización es el único medio para llevar adelante la voluntad colectiva. Por estar basada en el principio del menor esfuerzo, es decir, sobre la máxima economía posible de energía, la organización es el arma de los débiles en su lucha contra los fuertes”. Antes de este, en 1770, Edmund Burke escribió: “Un partido es un cuerpo de hombres unidos para promover, mediante su labor conjunta, el interés nacional sobre la base de algún principio particular acerca del cual todos están de acuerdo. Los fines requieren medios, y los partidos son los medios adecuados para permitir a esos hombres poner en ejecución sus planes comunes, con todo el poder y toda la autoridad del Estado”.
Con las miradas de Michels y Burke se podría deducir que, en la República Dominicana, los mejores hombres y mujeres se encuentran en los partidos políticos y estan al servicio del país. Esta deducción se convierte en afimación al conocer las interioridades de los partidos donde coinciden ideales de sus miembros y que juntos tienen el mismo proyectos de nación. Mas del 50% de los votantes dominicanos son miembros de organizaciones plítica y a su vez militantes. Esto quiere decir que como instrumentos de salvaguardar la democracia, los partidos siguen sumando adeptos afines a su ideologia y que ven en ellos la posibilidad de llegar al poder para transformar realidades socio-economicas de la mayoria.
La reciente historia política dominicana ha llevado a algunos a ver con desden a todo el que se interesa por la participación política partidaria. Los actos de corrupción de unos, la falta de tranparencia en funciones de otros ha hecho que todos los políticos sean tildados de corruptos. Esto les lleva al silogismo: Los hombres son políticos, todos los políticos son corruptos, luego los hombres son corruptos. Esta premisa, bien llevada por la más antisocial de las sociedades, la sociedad civil, no es más que un burdo sofisma. La RAE define sofisma como razón o argumento falso con apariencia de verdad. Quienes hacen uso de este recurso saben que el ruido de los actos de corrupción combinados con su desprecio a los actores políticos que, de llegar al poder, afectarian sus intereses, atraerian a gran parte de la población a generalizar junto con ellos.
La era de la postverdad le ha caido como anillo al dedo a los sofistas (quienes utiliza sofismas en sus razonamientos) puesto que vivimos en una sociedad en la que se ha masificado el poder de diseminar mensajes y declararlos verdaderos gracias a la interacción que ofrece la red digital. El uso de plataforma digitales y la manipulación de los medios de comunicación han servido para la reproducción masiva de su mensaje. El problema radica en que quienes desacreditan la actividad politica no se agrupan para crear organizaciones que puedan competir con los partidos políticos actuales. El hecho de criticar al instrumento que garantiza la democracia hace pensar que su critica les invita a llegar al poder sin eleccion popular o seguir manipulando los gobiernos para penetrar en ellos, como lo han hecho, y alejar la política de los políticos. La premisa de que todos son corruptos y ellos no, es para, sin trabajo político, sin liderazgo, ser quienes dirijan las instituciones estatales. Esta acción es lo que ha dado como resultado la corrupción en la administración pública.
En lugar de promover la eliminación de los partidos políticos y enlodar a todo el que hace política con calificatifos que solo definen a una infima parte de quienes han hecho política, es necesario que todo el que tenga intereses de mejorar la vida de las personas y a la postre del desarrollo del pais se inscriba en los partidos políticos, que pueda crear un liderazgo que le permita ascender. Si no es afín con los partidos existentes, decidan crear su propio partido con personas que piensen igual y hagan el trabajo político de convencer a las masas. Con esto dejaran de servirse del trabajo de los partidos políticos, a quienes tanto critican.
El político dominicano es un ser de entrega, de pasión, de trabajo constante, lleno de principios, que tiene ideales propios fundamentados en grandes líderes. Los negociantes carecen de esto. Juan Pablo Duarte entendia esto a la perfección cuando dijo: ‘’La política no es especulación, es la Ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles’’