Una niña de Zimbabue de nueve años superviviente de una violación dio a luz este lunes convirtiéndose así en la madre más joven de ese país africano, informó hoy el equipo de médicos que está velando por su salud.
“El bebé nació a primeras horas de la mañana del lunes. Tanto el bebé como la madre están bien”, dijo la doctora Ellen Takaringwa en declaraciones recogidas este martes en los medios locales.
El bebé -una niña que pesó algo más de tres kilos- nació por cesárea en los Hospitales Unidos de Bulawayo (UBH, por sus siglas en inglés), el principal centro de salud público de Bulawayo (suroeste), la segunda ciudad más poblada de Zimbabue.
La madre de nueve años, cuyo nombre no ha sido revelado por las autoridades sanitarias, sobrevivió a una violación a principios de este año y procede del distrito zimbabuense de Tsholotsho (noroeste), uno de los más pobres del país.
El hospital ha anunciado que realizará una prueba de paternidad para determinar la identidad del violador.
“Seguimos tratando a nuestra paciente con la debida dignidad y esperamos que otros departamentos gubernamentales, como el poder judicial y los servicios sociales, continúen haciendo su trabajo”, señaló el director del hospital, Harrison Rambanapasi.
The Herald, periódico estatal de Zimbabue, publicó este lunes en su portada una imagen de la niña de nueve años -con el rostro oscurecido- aún embarazada y abrazada a la primera dama zimbabuense, Auxillia Mnangagwa, que viajó a Bulawayo para estar presente en el momento del parto.
Este caso ha llevado al debate público la gran prevalencia de abuso sexual infantil que sufre Zimbabue.
Según la ONG Together for girls (Juntos por las niñas), el 17 % de las niñas de Zimbabue tuvieron su primera experiencia sexual tras ser forzadas.
Asimismo, el matrimonio infantil es un problema creciente en el país, donde una de cada tres niñas menores de 18 años tiene un marido, según los últimos datos de la agencia estatal de estadísticas.
En 2021, una niña de 14 años, Anna Machaya, murió mientras intentaba dar a luz en un santuario religioso, lo que provocó la indignación de muchos zimbabuenses.