Seúl (EFE).- Corea del Norte mantuvo hoy su desafío respondiendo con misiles a los ejercicios aéreos del Sur y EE.UU. y prometió replicar a cada maniobra de los aliados con una acción equivalente, lo que amenaza con empeorar la histórica escalada de tensión que se vive en la península.
La advertencia dibuja un horizonte preocupante en un momento en que Seúl y Washington preparan sus grandes maniobras de primavera, Freedom shield, que tendrán lugar el próximo mes.
Los avances mostrados por Corea del Norte en los últimos años le permiten ahora contestar cada movimiento en el sur de la península, algo que dejó claro en 2022 realizando en torno a medio centenar de lanzamientos de misiles, una cifra récord.
Con ambas partes tensando la cuerda a un nivel sin precedentes y sin voluntad de mostrar debilidad o hacer concesiones los expertos insisten en que aumentan cada vez más las posibilidades de que se produzca un error de cálculo con consecuencias fatales.
A la ecuación se añade además el debate, cada vez más candente, sobre si Corea del Sur debe hacerse también con armas nucleares.
El gobernante Partido del Poder Popular (PPP) instó hoy, tras los últimos misiles lanzados por el régimen, a que Seúl se haga con bombas atómicas para contar con la capacidad de hacer que “Corea del Norte nunca pueda levantarse de nuevo si se le ocurre usar armas nucleares en la península” y lograr así un efecto disuasorio.
Lanzacohetes de gran calibre
Pionyang disparó hoy al mar de Japón dos proyectiles desde un lanzacohetes de gran calibre que recorrieron más de 300 kilómetros antes de caer al agua.
Este equipo de artillería, que dispara unos proyectiles de 600 milímetros capaces de maniobrar antes de golpear el objetivo y que Seúl clasifica como misiles balísticos de corto alcance (SRBM), fue estrenado en Año Nuevo por el régimen y en su presentación el propio líder norcoreano, Kim Jong-un, aseguró que es capaz de portar cabezas nucleares tácticas.
Los medios norcoreanos insistieron hoy en este último punto, asegurando que es un arma capaz de realizar un “ataque nuclear táctico” y que cuatro proyectiles como los disparados este lunes son capaces de destruir una base aérea.
El mensaje no es baladí; si el sábado el régimen quiso mostrar que tiene capacidad para emitir una orden de emergencia y disparar un misil intercontinental como el Hwasong-15, capaz de alcanzar cualquier punto del planeta a excepción de Sudamérica, hoy insinuó que está capacitado para destruir bases aéreas surcoreanas como la de Cheongju.
Con su rango de vuelo los proyectiles disparados hoy podrían haber alcanzado fácilmente Cheongju, instalación 110 kilómetros al sur de Seúl y a 150 de la frontera intercoreana que alberga cazas F-35 como los empleados ayer por Seúl y Washington en unas maniobras que buscaban intimidar a Pionyang tras el misil intercontinental del sábado y en las que también participaron dos bombarderos estratégicos estadounidenses B-1.
El Ejército norcoreano demostró hoy su capacidad “para contrarrestar a las fuerzas aéreas de EE.UU. y Corea del Sur fanfarroneando sobre su superioridad aérea”, aseguró la agencia de noticias KCNA.
Advertencia de Kim Yo-Jong
En un comunicado publicado hoy también por KCNA la hermana del líder norcoreano, Kim Yo-jong, dijo que la frecuencia con la que Pionyang lanzará misiles al océano Pacífico dependerá “del carácter de las acciones de las fuerzas estadounidenses”.
Kim afirmó que el régimen es consciente “de que los movimientos de fuerzas de EE.UU. con capacidades de ataque estratégicas se están acelerando recientemente en la península coreana”.
“Estamos analizando cuidadosamente la influencia que esto ejercerá en la seguridad de nuestro Estado, y vamos a convertir en un hecho establecido una vez más el tomar contramedidas equivalentes si se juzga como una amenaza directa o indirecta”, añadió.
Por su parte, el ejército surcoreano aseguró que está listo para “responder de manera apabullante a cualquier provocación norcoreana” y prometió mantener “una postura de defensa firme basada en la cooperación en materia de seguridad entre la República de Corea (nombre oficial del Sur), EE.UU. y Japón”.
La mención de Tokio, algo que las Fuerzas Armadas surcoreanas rara vez hacen en sus comunicados, subraya el acercamiento entre ambos vecinos -cuyas relaciones han pasado por su peor momento en años recientes- en materia de seguridad a la luz del empeoramiento de la situación en la península.