Los niveles de confianza ciudadana en los procesos electorales y en los organismos que los administran, forman parte de los elementos centrales en el debate doctrinario sobre la integridad electoral en las democracias. Ante este escenario, el presente escrito se propone retomar la discusión acerca de la relación entre el factor confianza ciudadana en las instituciones de administración electoral y su impacto en el aseguramiento de la calidad de la democracia, principalmente, mediante la presentación y garantía de resultados legítimos tras las elecciones; dejando para otras entregas, dada la actual coyuntura electoral dominicana, la relación entre sistemas de partidos y elecciones y otras variables como competencia electoral, elecciones e integridad.
En ese sentido, este artículo pretende examinar, desde una arista como la confianza institucional, uno de los principales retos de todo órgano de administración electoral, es decir, lograr un accionar transparente durante todo el ciclo electoral y presentar resultados legítimos y fiables de las elecciones.
Como bien señala Salvador Romero Ballivián, «las elecciones se han acomodado como pieza central del nuevo edificio democrático», por lo que, conjuntamente con lo que yo definiría como su siamés: la gestión electoral, ambas representan piezas fundamentales para la consolidación democrática.
En ese orden, en el análisis del proceso de construcción democrática en la región latinoamericana, con sus altas y bajas, nos adherimos a planteamientos como los de Przeworski, quien señala que «en etapa que vivimos en la región, la mayoría de los procesos latinoamericanos todavía avanzan o se ciñen a la célebre fórmula de certeza en las reglas e incertidumbre en los resultados”; de ahí la importancia de analizar el ciclo electoral desde la necesaria construcción de confianza institucional en el órgano de administración electoral, que nos permitan, siguiendo a Przeworski, superar aquellos períodos en los cuales las elecciones, «si existían, tenían un sello excluyente y viciado, con ganadores y perdedores definidos de antemano».
Es por ello que, en un contexto regional de volatilidad electoral y de cuestionamientos a un estilo de liderazgo caracterizado por la frivolidad y ausencia de propuestas sustentadas en una visión de país lo suficientemente debatida en el ágora publica, asistimos en cambio a un debate político que acusa una falta de propuestas y políticas públicas focalizadas en la resolución de la gran deuda social de nuestros Estados y que, a su vez, garanticen preservar el Estado de derecho. Esto, indiscutiblemente hace necesario que, desde el rol de la administración electoral, se puedan sortear los riesgos de retroceso democrático visibles no solo en la región, sino a escala global; de ahí que, en esta entrega hagamos hincapié en la necesidad de reforzar la confianza en la gestión electoral, con la finalidad de presentar resultados transparentes, fiables y sobre todo aceptados tanto por la ciudadanía como por toda la comunidad electoral.