
Sídney (Australia) (EFE).- Abogada y exejecutiva australiana, Mary Elizabeth Donaldson se convertirá el 14 de enero en la reina consorte de Dinamarca, sumándose a otras monarcas europeas nacidas en el extranjero como la argentina Máxima de los Países Bajos o la cubana María Teresa de Luxemburgo.
La australiana, nacida en 1975 de padres inmigrantes escoceses en la ciudad de Hobart, en la sureña isla de Tasmania, desempeñará el rol de monarca consorte tras el sorpresivo anuncio de la reina Margarita II el 31 de diciembre de abdicar en favor de su hijo Federico, el esposo de Donaldson, que subirá al trono el. 14 de enero.
Juegos Olímpicos de Sídney
Hija de un profesor de matemáticas y de una asistente ejecutiva, Donaldson se cruzó por primera vez con su destino en los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000, cuando tenía 28 años.

Entonces conversaba de forma relajada con su compañero de piso y una amiga en el pub “Slip Inn” de la ciudad en el que se encontraba Federico de Dinamarca junto a su primo, el Príncipe Nicolás de Grecia, su hermano, el Príncipe Joaquín, así como la Princesa Marta de Noruega y el entonces príncipe Felipe de España.
“La primera vez que nos vimos, nos dimos la mano. Yo no sabía que era el príncipe de Dinamarca. Media hora después alguien se me acercó y me dijo: ‘¿Sabes quién es esta gente?”, recordó la princesa Mary en una entrevista con la revista del corazón New Idea en 2005.
“Algo hizo clic”, agregó Donaldson al medio australiano, al referirse al inicio de una relación que comenzó en la distancia a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos y desplazamientos entre Dinamarca y Australia.
Más de un año después, Donaldson se mudó a París para enseñar inglés en una escuela de negocios y posteriormente cerca de Copenhague con un empleo de consultora en comunicaciones para la empresa Microsoft, hasta que el 8 de octubre de 2003 ella y el príncipe Federico anunciaron su compromiso formal.
Extranjera, moderna y “racional”
Desde entonces, la princesa, casada en 2004 con Federico en una ceremonia en la catedral de Copenhague seguida en directo por más de un millón de australianos pese a celebrarse en mitad de la madrugada austral, ha tenido un largo recorrido para aprender las costumbres, el idioma y los protocolos de la realeza danesa.
“Todo lo que puedo hacer es trabajar duro y dar lo mejor de mí”, aseguró la princesa al canal 9 de la televisión australiana hace dos décadas.
