“Se trata de otra cifra récord y es seis veces más que en 2014, cuando apenas tres aliados cumplieron el objetivo”, dijo el secretario general de la alianza militar, Jens Stoltenberg en el marco de una reunión de ministros de Defensa en Bruselas.
Según los cálculos de Stoltenberg, 18 países de los 31 que conforman la OTAN van a alcanzar el objetivo del 2% del PIB.
“Debemos terminar con la fabricación artesanal de armas y comenzar finalmente con la producción de armamento a gran escala” dijo el canciller Olaf Scholz pala en mano durante el inicio de la ampliación de las plantas de fabricación del consorcio armamentístico Rheinmetall que cuadruplicará su producción en los próximos años.
El gobierno alemán anunció además que contribuyó por primera vez después del fin de la guerra fría con más del 2% de su producto bruto interno a la OTAN, quizás en respuesta a las declaraciones del candidato estadounidense Donald Trump en Estados Unidos de la falta de compromiso de sus integrantes.
El sábado pasado, Trump había amenazado con animar a Rusia a atacar a países de la OTAN que no contribuyeran lo suficiente a su financiación.
Aún quedan algunos aspectos pendientes como el envío de los poderosos misiles Taurus a Ucrania, pero en suma es un cambio radical en la política alemana que desde la segunda guerra mundial fue alérgica a las armas.
Ver a un canciller paseándose por los hangares admirando la nueva producción de tanques alemanes era una imagen impensable hasta hace un par de años, ahora Alemania parece que ha despertado finalmente de su sueño de “nunca más guerra”.