Por: Wenzel Musset Lorenzo
Al parecer Haití, en su afán histórico de crear tensión con la República Dominicana, tomó las mañas de los políticos nacionales, de redireccionar recursos para su beneficio, algunos congresistas del país lo querían hacer con el barrilito, Haití por su parte, quiere redireccionar el río masacre más hacia sus tierras.
También conocido cómo el río Dajabón, el Masacre tiene limites totalmente definidos desde 1776, ratificado en 1777 con el tratado de Aranjuez y en el tratado de delimitación fronteriza de 1929. Nace en la Loma de Cabrera, desemboca en río Manzanillo y es parte del Parque Nacional de Montecristi, este río sirve cómo una frontera natural de 5 km entre ambas naciones, para hacer algo en esa zona debe ser de mutuo acuerdo entre ambos pueblos, y la República Dominicana no puede dar su brazo a torcer ni ser permisivo en las decisiones que vaya a tomar.
“No hay posibilidad de que se pueda obtener agua para irrigar, a menos que se construya un dique para desviar el río y eso no puede ser permitido” fueron las palabras del viceministro de áreas protegidas y biodiversidad de la República Dominicana, y es la misma actitud que debe tener el resto del gobierno en este asunto, ya que hay un canal de riego casi terminado con dirección a Ouanaminthe ( Juana Méndez) en Haití que no fue acordado por el pueblo dominicano.
Hemos dejado llenar nuestras zonas fronterizas, hemos dejado parir a sus nacionales a costa del presupuesto nacional que cada dominicano aporta con sus impuestos y hasta hemos dejado que vengan sin los permisos correspondientes a trabajar y tener estadía olvidándonos de las leyes migratorias y laborales, todo eso se debe corregir en su momento, y debe empezar con tener una actitud firme con el río Masacre, ni un pie, metro o kilómetro del Masacre debe pasar a Haití, ni uno más.