El país que el dinero no levanta

 

Editorial
LE NOUVELLISTE

Las estadísticas aún no definitivas de los envíos de la diáspora a Haití en 2021 sugieren que nuestros hermanos y hermanas que viven en el extranjero han batido un nuevo récord para ayudar a los que se quedaron atrás. Los primeros indicios hablan de un aumento de más del 30% de un año al otro y casi cuatro mil millones de dólares transferidos a Haití.

Bien hecho y gracias a la diáspora.

Sin embargo, todo este dinero no fue suficiente para que la economía haitiana reanudara su crecimiento. -1,8% es la tarifa anunciada. Tenemos un desempeño negativo por tercer año consecutivo. Ciertamente hay inseguridad y problemas estructurales, pero ninguna parte del país, ningún sector productivo ha podido beneficiarse de las ganancias inesperadas de las transferencias. Incomprensible.

¿Qué estamos haciendo con miles de millones de personas en la diáspora?

Nada constructivo. Los consumimos. Lo antes posible. Importando todo.

Y ese es el drama.

El dinero de la diáspora solo pasa por Haití antes de refugiarse en otros países. República Dominicana, Estados Unidos de América, China son los principales receptores de nuestros dólares.

Esta situación sería menos preocupante si los empresarios de Haití, el sistema financiero y el estado haitiano se las ingeniaran para mantener los dólares el mayor tiempo posible, los usaran como palanca, desarrollaran uno o más sectores para aliviar al país de sus dependencias y reducir gradualmente las importaciones.
Nada de todo esto.

El dinero va y viene rápidamente. La economía haitiana solo se preocupa por acumular puntos porcentuales vendiendo dólares y estableciendo el intercambio como la primera “industria” del país y el comercio como la única actividad digna de ese nombre.

Lamentable.

En 2021, la parte más importante de los ahorros haitianos se realiza en dólares. Más del 66% de nuestros ahorros están depositados en dólares en bancos y nadie sabe cuántos ahorros se mantienen en efectivo con personas y empresas.

¿Qué hacemos con ese colchón de dólares? Nada. Duerme. Está servido por intereses débiles y no apoya la economía nacional.

Lamentable.

En 2022, se teme que el país reciba aún más transferencias de la diáspora, importe más del exterior, atesore aún más en dólares, confíe menos en la calabaza, experimente más miseria y no cree ni empleo ni crecimiento.

Haití cuenta con una pequeña fortuna y millones de hijos e hijas en países ricos, pero no puede convertir sus fortalezas en buenas noticias para su economía.

El dinero no puede levantar al país ni sacarlo de la rutina porque faltan las ideas, falta el coraje y el hábito de enriquecerse sin riesgos está demasiado arraigado en nuestras instituciones públicas y privadas.

Redacción
Author: Redacción

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