Con el 9% de las mesas escrutadas, hasta ahora se impone Rusia Unida con el 38,75% de los votos. La oposición registró miles de irregularidades

El partido del Kremlin, Rusia Unida, ganó las elecciones a la Duma o cámara de diputados por delante de los comunistas, que mejorarían sus resultados, según los primeros datos oficiales anunciados por la Comisión Electoral Central (CEC). Las cifras se conocen luego de tres jornadas de votación plagadas de irregularidades. Según el monitor electoral independiente Golos, se registraron más de 3.850 denuncias electorales, una postal repetida bajo la autocracia de Vladimir Putin, que busca revalidar su mayoría en la Duma (cámara baja).
Según la Comisión Electoral Central (CEC), Rusia Unida suma el 43,31 % de los votos tras el escrutinio del 21 % de los votos. Los comunistas serían el segundo partido más votado con casi el 23 %. Por el momento se desconoce si Rusia Unida renueva la mayoría constitucional -más de 300 de los 450 escaños- en la Cámara Baja del Parlamento ruso.
En 2016 los oficialistas lograron más del 54,20 % de los votos, lo que les permitió sumar 334 escaños y aprobar leyes sin la necesidad de pactar con la oposición sistémica en el Parlamento.
La mitad de los escaños se reparten por listas de partidos, pero la otra mitad por circunscripciones mayoritarias, donde los candidatos oficialistas parten con ventaja.
Según esos datos oficiales, en la Cámara Baja entrarían cinco partidos frente a los cuatro de la legislatura anterior: los oficialistas y comunistas, el Partido Liberal Democrático (PLDR) del ultranacionalista Vladímir Zhirinovski (9,30 %); el partido de nuevo cuño Gente Nueva (7,59 %); y los socialdemócratas de Rusia Justa (6,86 %).
Pocos minutos antes del cierre de los colegios en la parte europea del país, los comunistas denunciaron el fraude en varias regiones del país, desde la parte europea a Siberia y el Lejano Oriente, y exigieron la persecución penal de los “falsificadores”.

La CEC reconoció sólo una docena de casos de relleno de urnas y anunció la anulación de más de 8.500 votos, lo que provocó la indignación de la oposición.
Los observadores independientes y la oposición extraparlamentaria liderada por el encarcelado Alexéi Navalny denunciaron numerosos casos de fraude en el voto electrónico -2,6 millones de electores- y a domicilio, y también la votación forzosa de militares y empleados del sector público. Es que os tres días de votación (medida implementada por la pandemia) dieron más tiempo para realizar las presuntas trampas, en medio de una oleada de represión contra la oposición.
La falta de observadores internacionales también brinda motivos para dudar de los resultados, según la oposición. Aunque asistieron algunos observadores internacionales, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha decidido no enviar misión, mientras que la vasta extensión geográfica de Rusia y los amplios horarios de votación complican los mecanismos de observación.
De hecho, desde la UE, aunque han evitado hablar de no reconocimiento de los resultados, ya han alertado de que las legislativas tienen lugar en un “clima de intimidación”, según ha declarado a Europa Press el portavoz de Exteriores de los Veintisiete, Peter Stano, mientras que la Eurocámara ya ha pedido que, efectivamente, no se reconozcan.
También Estados Unidos se ha pronunciado, criticando las “restricciones” impuestas por Moscú que han “impedido” observar el proceso electoral “de forma independiente”.
En desarrollo…