Por Redacción
CRDmedia
La situación de Haití es cada vez más insostenible. El país vecino vive sumido en el caos, la violencia, la pobreza y la corrupción. La falta de un gobierno legítimo y eficaz, tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, ha agravado la crisis política, social y humanitaria que arrastra desde hace décadas. La comunidad internacional, que ha prometido ayuda y apoyo, no ha sido capaz de ofrecer una solución duradera y sostenible para el pueblo haitiano.
La República Dominicana, como país hermano y fronterizo, no puede permanecer indiferente ante esta tragedia. Sin embargo, tampoco puede asumir la responsabilidad de resolver los problemas de Haití, que le competen a sus propios ciudadanos y líderes. La República Dominicana tiene que proteger sus intereses nacionales, su soberanía, su seguridad y su desarrollo. No podemos permitir que la crisis haitiana se convierta en una amenaza para nuestra estabilidad y nuestro progreso.
Un ejemplo de esta amenaza es el reciente ataque perpetrado por bandas armadas a la prisión civil de Puerto Príncipe, que liberó a 3,597 presos, más del 97% de los reclusos de la mayor cárcel de la capital haitiana1. Entre los fugados se encuentran delincuentes comunes, pero también presos políticos, exmilitares y exfuncionarios acusados de corrupción, narcotráfico y violaciones de derechos humanos. ¿Qué garantías tenemos de que estos criminales no intenten cruzar la frontera hacia nuestro territorio, aprovechando la debilidad de las autoridades haitianas y la porosidad de la línea divisoria?
Otro ejemplo es la presencia en suelo dominicano del empresario Gilbert Bigio, considerado el principal responsable de los disturbios que se generan en el vecino país. Bigio es un magnate de origen sirio-libanés, que controla gran parte de la economía haitiana y parte de la nustra, el cual tiene vínculos con el poder político y militar. Según la cuenta oficial de la Comunidad Internacional de Haitianos Hispanohablantes, Bigio, que vive en República Dominicana, donde busca protección y apoyo para sus negocios e intereses en Haití, a quien se le sindica como el principal responsable de la inestabilidad que vive dicho país. Ante tales realidades descritas, ¿Qué papel juega este personaje en la crisis haitiana y qué consecuencias puede tener para nuestra nación?