Por Redacción
CRDmedia

La administración de Donald Trump ha vuelto a encender las alarmas con su reciente intención de revocar el Estatuto de Protección Temporal (TPS) para los ucranianos que residen en Estados Unidos. Este programa, que ha brindado refugio a miles de personas que huyen de la guerra en Ucrania, podría ser eliminado, dejando a muchos en una situación de incertidumbre y vulnerabilidad. La decisión de Trump no solo afecta a los ucranianos, sino que también envía un mensaje claro sobre la postura de su administración hacia los refugiados y migrantes.
En medio de esta controversia, la respuesta de China no se hizo esperar. El embajador chino en Washington dejó claro que están preparados para cualquier tipo de guerra que Estados Unidos elija, ya sea arancelaria, comercial o de otra índole. Esta declaración subraya la creciente tensión entre las dos potencias y la posibilidad de un conflicto que podría tener repercusiones globales. La postura firme de China refleja su disposición a defender sus intereses a cualquier costo, lo que añade una capa más de complejidad a la política exterior de Trump.
La conversación telefónica entre Donald Trump y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fue otro episodio tenso en la agenda del presidente estadounidense. Se dice que la discusión fue tan acalorada que ambos líderes levantaron más la voz que en la ya famosa confrontación de Trump con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en el Despacho Oval. Este intercambio subraya las dificultades que enfrenta Trump en sus relaciones con aliados cercanos, y cómo sus políticas están generando fricciones incluso con países tradicionalmente amigos.
La política de Trump parece estar llevando a Estados Unidos por caminos cada vez más inciertos y poco amigables. La revocación del TPS para los ucranianos, la confrontación con China y las tensiones con Canadá son solo algunos ejemplos de cómo sus decisiones están moldeando un panorama internacional cada vez más complejo y desafiante. La falta de una estrategia clara y coherente en política exterior está generando incertidumbre y preocupación tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
Es crucial que la administración de Trump reconsidere sus políticas y busque soluciones que promuevan la estabilidad y la cooperación internacional. La revocación del TPS no solo afectará a miles de ucranianos, sino que también podría tener consecuencias negativas para la imagen de Estados Unidos como un país que acoge a quienes buscan refugio. Del mismo modo, la confrontación con China y Canadá podría desencadenar conflictos que afecten no solo a las economías de estos países, sino también a la economía global.
Toda esta forma de actuar por parte del nuevo inquilino de la casa blanca en el escenario mundial nos lleva a pensar en la tesis del economista y exministro de finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, el cual afirma en su articulo, “El Plan Maestro de Donald Trump”, escrito en el NYT y reproducido en esta plataforma, lo siguiente:
“Trump va a seguir resoplando hasta que la realidad exponga la vacuidad de su lógica económica. Pero no han estado prestando atención: la fijación arancelaria de Trump es parte de un plan económico global que es sólido, aunque inherentemente riesgoso.”
“Su modo de pensar está arraigado en una concepción errónea de cómo se mueven el capital, el comercio y el dinero en el mundo. Como el cervecero que se emborracha con su propia cerveza, los centristas terminaron creyéndose su propia propaganda: que vivimos en un mundo de mercados competitivos donde el dinero es neutral y los precios se ajustan para equilibrar la demanda y la oferta de todo. El sencillo Trump es, de hecho, mucho más sofisticado que ellos, ya que entiende que el poder económico puro, no la productividad marginal, decide quién hace qué a quién, tanto a nivel nacional como internacional.”
Los caminos que está tomando la política de Donald Trump son infinitos y pocos amigables. Es necesario un cambio de rumbo que promueva la paz, la cooperación y el respeto por los derechos humanos. Pero para lograrlo, se requiere de un contrapeso, ya no solo en sus competidores en el ámbito internacional, tales como China y demás miembros del Team anti EE.UU., sino también, entre sus aliados, lo cual generará una relación horizontal, generando respeto mutuo entre las partes. Lo que nos lleva a concluir en que Europa debe reformular su política exterior ante los EEUU, y saber que NO abra entendimiento con el nuevo miembro del CAOS internacional, ya que su modo de ver el mundo en materia económica, comercial y militar responde a una doctrina, la cual es mostrada a través de su personalidad de Rock Star como inofensiva, pero es tan venenosa como la mordedura de una mamba africana.
Todo lo anterior nos lleva afirmar que, solo realizando contramedidas por parte de sus antiguos aliados, las cuales muestren la firme decisión de llegar hasta las últimas consecuencias, de ser necesario, se pudiera detener este nuevo salvador de las élites cristianas de Estados Unidos. De lo contrario, preparémonos para realizar un vuelo de cuatro años con muchas perturbaciones económicas en los mercados financieros del mundo, y ojala que su amo de llaves no decida cancelar otra vez al personal que tiene que ver con todo lo relacionado a la energía nuclear.
Siendo así las cosas, desde esta humilde plataforma aconsejamos moderación en el gasto y en la inversión hasta que todo el escenario cambie.