Por Redacción
CRDmedia
Manual de Supervivencia para identificar un funcionario Corrupto. Imagen hecha con IA.
Aaaah!, el fascinante mundo de la función pública, donde algunos ministros y directores parecen haber tomado un curso intensivo en “Cómo no hacer las cosas”. Aquí les dejamos en este breve editorial una guía satírica para identificar esos pequeños detalles que gritan “corrupción” sin necesidad de un detector de mentiras.
- El Club Exclusivo de los Elegidos: Si notas que las reuniones son más exclusivas que una fiesta VIP y solo entran los “amigos del alma”, estás frente a un maestro del arte de la exclusión. ¿Transparencia? Eso es para amateurs.
- El Mago del Secretismo: Este personaje tiene un talento especial para desaparecer documentos importantes. ¿Un contrato que no favorece a su círculo? ¡Puf! Desaparecido. ¿Un informe que lo compromete? Misteriosamente “extraviado”.
- Ineficiencia con Estilo: Nada dice “corrupción” como un funcionario que no puede organizar ni un café, pero aprueba proyectos millonarios para sus amigos. Eso sí, si no eres parte del club, tu propuesta será archivada en el rincón del olvido.
- Altanería Nivel Dios: Si el funcionario en cuestión trata a todos como si fueran simples mortales indignos de su presencia, es probable que esté demasiado ocupado aprobando proyectos “estratégicos” para sus compinches.
- Reuniones a Solas ó El Arte de la Conspiración: ¿Por qué tener testigos cuando puedes negociar en privado? Si ves que las reuniones a puerta cerrada son más frecuentes que las lluvias en abril, algo huele mal, y no es el café de la oficina.
- Proyectos con Sello de Amistad: ¿El único criterio para aprobar un proyecto es ser amigo del jefe? Felicidades, has encontrado a un verdadero campeón de la corrupción. Los demás pueden seguir soñando.
En definitiva, si detectas estos “avisos”, no estás frente a un funcionario cualquiera, sino ante un artista de la corrupción. Eso sí, no olvidemos que este editorial es pura sátira, porque en la vida real, todos sabemos que la transparencia y la ética son los pilares de la función pública… ¿o no?