Por Redacción
CRDmedia
Mark Zuckerberg, el visionario CEO de Meta, ha decidido dar un paso audaz hacia el futuro: eliminar el “fact checking” de sus plataformas, como WhatsApp, Facebook e Instagram, y sustituirlo por las flamantes ‘Notas de la Comunidad’. Porque, claro, ¿quién necesita verificadores de hechos cuando podemos confiar en la sabiduría colectiva de internet? ¡Qué podría salir mal!
Según una encuesta realizada en Latinoamérica, incluso con el “fact checking” activo aún, un 31% de los usuarios creyeron en informaciones que posteriormente resultaron falsas. Ahora, imaginen ese porcentaje cuando la verificación de hechos sea cosa del pasado. ¿50%? ¿70%? ¿O por qué no un glorioso 100%? ¡La democracia de la desinformación al alcance de todos!
Esto, por supuesto, es una noticia maravillosa para aquellos políticos y empresarios que, desde pequeños, perfeccionaron el arte de contar historias fantásticas. ¿Recuerdan a ese niño en la escuela que prometía caramelos para todos y luego desaparecía con el dinero del recreo? Bueno, ahora ese niño puede ser alcalde, diputado o incluso presidente, armado con un ejército de trolls y un arsenal de deepfakes generados por inteligencia artificial.
¡Bienvenidos a la era de la post-verdad, donde la mentira no solo es aceptada, sino celebrada!
Y no nos engañemos, las redes sociales son el nuevo campo de batalla. Pero, aunque todos tengamos acceso a ellas, no todos tenemos los recursos para contratar granjas de trolls que produzcan contenido en masa. Ahora, con la ayuda de la inteligencia artificial, los personajes fabricados son tan convincentes que hasta podrían ganar un concurso de belleza… o una elección presidencial.
Por supuesto, todo esto se combina con una sociedad que ha decidido que pensar es opcional. ¿Para qué cultivar el intelecto cuando podemos perseguir el Santo Grial de la felicidad: el dinero? Porque, al final del día, ¿qué importa si la verdad se sacrifica en el altar de la viralidad, siempre y cuando tengamos un buen filtro de Instagram?
Y aquí estamos, en un país donde nuestros políticos tienen un doctorado en mentir y un sexto grado de primaria en todo lo demás. Que tienen como seguidores a un montos de ciudadanos con iguales valores, criados en un caldo de desinformación… Que pretenden hacer a República Dominicana grande de una vez y por todas.
Con sinceridad, que Dios nos agarre confesados… o al menos con buena conexión a internet para disfrutar del espectáculo.
Author: Redacción
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