
Aunque República Dominicana logró reducir significativamente los casos de dengue en 2024, la reintroducción del serotipo DENV-3 en varios países de la región representa un potencial riesgo de brotes en 2025. El virólogo Robert Paulino advirtió que esta situación pone en alerta a las autoridades de salud, quienes deben reforzar la vigilancia epidemiológica y las medidas de prevención para preservar los avances alcanzados.
En cuanto a las infecciones respiratorias, Paulino destacó que la persistencia de virus como la influenza, el virus sincitial respiratorio (VSR) y los coronavirus estacionales puede prolongarse debido a la variabilidad climática, particularmente en lo relacionado con temperatura y humedad, factores clave en la propagación viral. Estas condiciones hacen que enfermedades respiratorias puedan circular durante todo el año en países tropicales como República Dominicana.
El especialista subrayó que el cambio estacional, especialmente en la transición del invierno a la primavera en el hemisferio norte, es un período crítico para la dinámica de las enfermedades infecciosas. Mientras en las zonas frías las infecciones respiratorias predominan en invierno, los trópicos enfrentan una circulación constante con picos en momentos específicos, asociados a factores ambientales como el aumento de la humedad, que también favorecen la proliferación de vectores como el mosquito Aedes aegypti.
En 2024, República Dominicana logró éxitos significativos en su campaña de control del dengue, a pesar de que la región fue testigo de la mayor epidemia desde 1980, con 12.6 millones de casos reportados. Sin embargo, en las primeras semanas de 2025 ya se han registrado 238,659 casos de dengue en 23 países de las Américas. Esto resalta la necesidad de mantener los esfuerzos de prevención y control para evitar repuntes.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha instado a los países a fortalecer las acciones de control vectorial y a garantizar diagnósticos tempranos y atención adecuada para prevenir complicaciones graves. Además, Paulino recalcó la importancia de campañas educativas para reducir la exposición a los mosquitos transmisores y eliminar criaderos, una estrategia clave para minimizar el impacto del dengue y otras enfermedades arbovirales.