Por Albin Cepeda
CRDmedia
Había una vez en un rincón del bosque encantado un pequeño gatito llamado Musarañas. Era un gatito muy curioso, siempre dispuesto a explorar lo que había más allá de su hogar. Musarañas tenía dos papás muy particulares: Nube Negra, un gato negro como la noche, siempre serio pero cariñoso, y Tripas Secas, un gato flaco y risueño que siempre sabía cómo hacer reír a su hijo.
Musarañas amaba a su familia, pero a veces soñaba con vivir grandes aventuras. Le gustaba imaginar que era un héroe que cruzaba ríos, saltaba montañas y rescataba animales en apuros.
Un día, mientras jugaba cerca de casa, Musarañas escuchó un extraño ruido:
—¡Pip, pip, socorro! —era la voz de un pajarito atrapado en un arbusto espinoso.
Sin pensarlo dos veces, el pequeño gatito decidió ayudar. Con mucho cuidado, usando sus patitas suaves, fue apartando las ramas para liberar al pajarito.
—¡Gracias, gracias! —exclamó el ave—. Eres un héroe, Musarañas.
El pajarito le contó que una ardilla se había quedado atascada en un agujero del árbol grande del bosque. Así que, sin dudarlo, Musarañas emprendió su camino para ayudarla también. Saltó sobre charcos, evitó ramas caídas y, cuando llegó, encontró a la ardilla moviendo desesperadamente la cola.
—¡Tranquila! ¡Te sacaré de aquí! —dijo Musarañas decidido.
Con un poco de ingenio, el gatito usó hojas y ramitas para agrandar el agujero, y finalmente la ardilla salió sana y salva.
—¡Eres increíble, Musarañas! —dijo la ardilla, dándole un abrazo con sus peludas patitas.
El sol comenzaba a esconderse, y Musarañas decidió que era hora de volver a casa. Al llegar, Nube Negra lo esperaba con su mirada profunda, y Tripas Secas le dio un ronroneo juguetón.
—¿Qué aventuras has tenido hoy, pequeño? —le preguntaron con curiosidad.
Musarañas, feliz, les contó todo lo que había vivido: cómo había salvado al pajarito y ayudado a la ardilla. Nube Negra sonrió con orgullo, y Tripas Secas soltó una carcajada.
—Sabíamos que serías un aventurero —le dijo Nube Negra—, pero siempre recuerda que, sin importar a dónde vayas, aquí siempre tendrás un hogar.
Desde entonces, cada día Musarañas vivía nuevas aventuras, ayudando a sus amigos del bosque. Y aunque a veces sus travesuras los ponían nerviosos, Nube Negra y Tripas Secas sabían que su pequeño gatito estaba destinado a ser un héroe valiente y amable.
Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado.