
Hallamos en Abel Martínez, al político dominicano más sólido e impactante del momento, y quien tiene una oportunidad única y real de ser electo presidente en los comicios venideros y convertirse en el próximo jefe de gobierno.
Y lo analizaré en los tres siguientes aspectos: primero, el personal; segundo, lo que sucede a lo interno de su partido; y, más luego, lo referente al ámbito nacional, a la sociedad dominicana.
En cuanto a la primera consideración, el hecho de que Abel Martínez haya descollado en las oproximadamente tres décadas que lleva accionando en la administración pública, con una hoja de servicio impecable, brillante y trascendente, como han sido sus gestiones: en sus roles de fiscal, diputado y presidente de la Cámara de Diputados, y estos dos periodos que lleva desempeñándose, eficientemente, como alcalde de la ciudad más importantes del país después de la capital, le dan el aval, más que suficiente, para aspirar y ser recio candidato presidencial.
Su buena y carismática presencia física, sumada a un verbo amplio y florido, con profundo sentimiento patriótico, le dan una evidente y contundente ventaja frente a otros candidatos que no cuentan con esas valiosas cualidades.
El segundo aspecto, referente a su partido: es indiscutible que al PLD le llegó el momento de reformularse, de reinventarse, ya que, el aburguesamiento del partido en el poder, le costó las elecciones a una organización que necesitaba con urgencia nueva sangre e ideas innovadoras.
Abel Martínez viene a ser el líder productivo, brillante y convincente que requiere este momento: osado, decidido y enfocado en su meta, sin desgastarse en luchas estériles y sin sentido, sólo enfocado en lo que persigue y quiere, deteniendo ipso facto el profuso sangrado de militantes de su partido, que no veían claramente, en nadie más, un pronto retorno al gobierno y que, en la persona de este líder excitante, sí lo pueden vislumbrar.
Por último, y enfocando la tercera cuestión: es que Abel Martínez tiene una coyuntura inmejorable, ante un partido desarticulado y novicio en el poder, que no ha sabido conducir una economía saludable, ni llevar una administración que dé confianza a los dominicanos; porque, lamentablemente, no han demostrado capacidad para gobernar y, más aún, con una crisis pandémica que lo han llevado (quieran o no) a tocar fondo, pues las inexorables y devastadoras consecuencias apenas empiezan a verse.
Todo lo anterior me lleva a deducir, primero: que Abel será, inequívocamente, el candidato del PLD, lo que dará mucha confianza a los sectores externos, así como a los tradicionales y potenciales aliados del PLD; por lo que, con un partido de gobierno desorganizado, deteriorado y con poca popularidad, le será más que probable a Abel Martínez ganar la presidencia en el 2024.-
Meraldo Ovalle
