El líder del grupo de mercenarios Wagner, Yevgeni Prigozhin, acordó detener el avance de sus tropas por territorio ruso y “desescalar la situación” durante conversaciones que sostuvo con el presidente de Bielorusia, Alexander Lukashenko.
Prigozhin dijo en un mensaje en Telegram que las caravanas que estaban avanzando hacia Moscú darían la vuelta y regresarían a sus bases para evitar un baño de sangre en ambos bandos.
“Prigozhin aceptó la propuesta de Lukashenko de frenar el movimiento de (el grupo) Wagner en territorio ruso y de otras medidas para desescalar la tensión”, señaló en un comunicado la oficina de prensa de Lukashenko.
En el mismo se dice que era “posible encontrar una alternativa aceptable de desescalar (la situación) con garantías de seguridad para los combatientes de Wagner PMC”.
“Marcha de la justicia”
En un mensaje de audio publicado en Telegram, Prigozhin confirmó el regreso de sus tropas a sus bases y aseguró: “Querían disolver la compañía militar Wagner. Nos embarcamos en una marcha de la justicia el 23 de junio”.
“Ahora ha llegado el momento en que podría derramarse sangre. Entendiendo la responsabilidad (por la posibilidad) de que la sangre rusa se derrame de un lado, nuestras columnas están dando la vuelta y volviendo a los campamentos como estaba previsto”.
El servicio de prensa de Lukashenko aseguró que las negociaciones se llevaron a cabo con el acuerdo de Vladimir Putin.
Rusia ha estado utilizando el territorio de Bielorrusia para lanzar ataques contra Ucrania desde el comienzo de la invasión hace 16 meses.
El acuerdo tiene lugar después de que las autoridades en Moscú implementaran un operativo antiterrorismo en anticipación a la llegada de las tropas del Grupo Wagner a la capital, que implicaba el cierre de algunos espacios públicos como la Plaza Roja, entre otras medidas.
“Cuento de hadas”
Michael O’Hanlon, analista del centro de investigación estadounidense Brookings Institution, le dijo a la BBC que este acuerdo “tiene sentido” porque la situación en Rusia era “extremadamente riesgosa” desde el punto de vista de Yevgeny Prigozhin.
“La idea de que Prigozhin de alguna manera podría engendrar una revuelta masiva contra Putin es realmente un cuento de hadas”, señaló O’Hanlon.
Sin embargo, este sigue siendo un “momento muy crítico y peligroso en Rusia”, opinó el experto.
También quedan varias preguntas pendientes, como qué más se le ofreció a Prigozhin y qué perspecivas tiene de mantenerse con vida, dice O’Hanlon.
“Puñalada en la espalda”
Previamente, en un discurso televisado, el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó al líder del grupo Wagner de traición, de embarcase en una rebelión armada, dándole a su país lo que califició como “una puñalada en la espalda”.
La alocución de Putin se produjo después de que una enorme columna militar de Wagner tomara la capital de la región rusa de Rostov del Don, un enclave importante porque alberga la sede del comando ruso involucrado en repeler las contraofensivas ucranianas en el sur de Ucrania.
Los estrechos lazos de Prigozhin con el Kremlin y mismo Putin se remontan a años.
De hecho, se cree que el Grupo Wagner ha defendido los intereses rusos en Siria y Libia, así como Sudán o la República Centroafricana.
En los últimos meses, Prigozhin acusó repetidamente al ministro de defensa de Rusia, Sergei Shoigu, y al jefe del ejército en Ucrania, Valery Gerasimov, de incompetencia y de desabastecer deliberadamente a las unidades Wagner que luchan en Ucrania.
La gota que parece haber colmado el vaso es la acusación de que el ejército ruso lanzó un mortal ataque con misiles contra las tropas de Wagner en la retaguardia de la guerra de Ucrania.
El gobierno ruso negó estas acusaciones.