Del ascenso al destierro: Será lo que les espera a todos los que luchan por su Patria?

Dicho artículo fue escrito el 28 de abril de 2015. 

Del ascenso al destierro: Será lo que les espera a todos los que luchan por su Patria?

                                El final de Escipión ‘El Africano’, el general desterrado por Roma tras derrotar a Aníbal

Considero un atrevimiento de nuestra parte abordar un tema tan complejo para el análisis como el que me dispongo desarrollar, debido a que nuestra formación base, se encuentra dentro de las ciencias exactas, ingenierías, telemática y tecnologías de la información; pero los acontecimientos que se han suscitado en las últimas semanas en nuestro país, provocan que lleguen a mi mente recuerdos de pasajes de la obra “Africanus el hijo del Cónsul”, de puño y letra de ese gigante de la literatura moderna, Santiago Posteguillo de nacionalidad española. Dicha obra trata sobre la Roma de finales del siglo III a. C., la cual se encontraba al borde de la destrucción total, a punto de ser aniquilada por los ejércitos cartagineses al mando de uno de los mejores estrategas militares de todos los tiempos, Aníbal. Su alianza con Filipo V de Macedonia, buscaba la aniquilación de Roma como Estado y en consecuencia el reparto del mundo conocido entre las potencias de Cartago y Macedonia, constituyéndose así una fuerza imparable que, de haber conseguido sus objetivos, habría determinado para siempre el devenir de Occidente.

Los pasajes de la historia a los que hago mención tuvieron lugar cuando Roma aún era república, cuyos actores principales son los hombres que citamos a continuación: Quinto Fabio Máximo, Aníbal Barca, Máximo Marco Porcio Catón y Publio Cornelio Escipión (hijo) a quien le llegaron llamar “Africanus”. Este último, desde nuestro humilde punto de vista, a su figura no se le ha dado el sitial que merece en la historia ni se ha hablado sin descanso de su inteligencia, superior a la de sus contemporáneos, siendo esta tan aguda y eficiente como la de Aníbal en cuanto a estrategia militar se refiere. Ahí están los hechos y ellos hablan por sí solos. Sus méritos en la historia han estado muy por debajo del que goza un Julio Cesar, Marco Antonio o un Augusto, entre otros. Es por ello que quiero agradecer este momento para dar las gracias al Sr. Posteguillo por haber sacado del exilio a Escipión, donde lo pusieron sus enemigos, para que neófitos en la materia como nosotros le conoceríamos.

Si de algo estoy convencido es de saber que mis planteamientos encontraran oposición, a lo mejor, de personas con mucho mayor expertise en la materia, pero aun así decidimos redactar dicho artículo e intentar hacer un paralelismo en la historia entre este romano gigante: “Marco Publio Cornelio Escipión”, Africanus, con otro prohombre que ha dominado la vida política de América Latina y nuestro país en los últimos veinte años, quien al darlo todo por los suyos, hoy día se encuentra casi en el destierro político ocasionado por la puesta en marcha de un plan donde han participado sus enemigos tradicionales, fuerzas externas y todos ellos coordinados por algunos de sus más cercanos colaboradores cuya intención no es solamente impedirle el paso hacia una candidatura presidencial en su partido, sino la de borrar su huella por el paso de la historia, haciendo que sus aportes en la misma se pierdan en el tiempo: Cuanto odio!

Hay un dicho que dice: “el azar siempre favorece a una mente preparada”, y al parecer así es, debido a que en innumerables ocasiones hemos visto cumplirse ese axioma. Es el caso de la batalla de Tesino ocurrida una mañana de noviembre de 218 a.c. en la península Itálica, donde de forma impetuosa y sin ningún ápice de racionalidad el joven Escipión, quien ostentaba el rango de decurión, jefe de una caballería, salvó la vida a su padre cuando este se encontraba rodeado por jinetes cartagineses que lo superaban en número y determinación. Con tan solo diecisiete años no pensó en el peligro que se enfrentaba, desenfundo su espada, apretó fuerte las riendas de su caballo y se lanzó solo hacia la vorágine de la batalla, cabalgando directo hacia donde se encontraba su padre y sus hombres, luchando entre la vida y la muerte en un círculo cada vez más pequeño de sangre y muerte.

Al final lo salvo, siendo eso lo que espera la vida de cada uno de nosotros, que actuemos movidos por el impulso de hacer lo correcto tal y como lo han hecho los grandes hombres de la historia.

La acción intrépida de salvar a su padre, llena de coraje y determinación le valió al joven Escipión el respeto y la admiración de quienes dirigía. Su heroísmo lo puso bajo la mirada de toda Roma, no solo de las personas simples, esclavos, mercaderes, comerciantes, patricios y senadores que amaban a su familia, sino, también de sus enemigos. Lo mismo paso en La batalla en el rio Trebia, diciembre del 218 a.c., cuyas legiones estaban dirigidas por el Cónsul Sempronio Longo quien cayó en la misma. En dicha batalla encontramos, una vez más, muestras de audacia al poder sobrevivir de aquella masacre ante las fuerzas de Aníbal Barca, la cual tuvo un coste en vidas muy alto para las legiones romanas, pudiendo salvarse alrededor de diez mil soldados al guarecerse en las ciudades amuralladas de Placentia y Cremona. Pero donde él hace gala de liderazgo, visión y don de mando, fue al sobrevivir y organizar las tropas desperdigadas, de lo que quedó de un ejército compuesto por ocho legiones, constituyéndose así en el mayor de los desastres que tuvo lugar en Roma en el verano de 216 a.c., a la cual se le llamó “La batalla de Cannae”. Dicha iniciativa mostró la madera de la que estaba hecho, pero eso no queda ahí, después de haber sido abatidos en Hispania, Publio Cornelio Escipión (padre) y su tío Cneo Cornelio Escipión, ante las fuerzas de los hermanos de Aníbal: Asdrúbal Barca, Magón Barca y el General Asdrúbal Giscón; Escipión (hijo) junto a un ejército mal apertrechado, producto de las maquinaciones y argumentaciones de Fabio Máximo ante el Senado romano, desprovisto del rango de procónsul, ostentando solo el rango de general, se embarcó rumbo a aquellas tierras con la esperanza de establecer alianzas con los nativos de Hispania quienes eran hostiles a Roma, lográndola, para así derrotar aquellos tres ejércitos superiores en número en una relación matemática de tres a uno.

Una vez en Hispania, su primera proeza fue la toma de la ciudad amurallada “Cartago Nova, o Qart Hadasht”, como la llamaban los púnicos, la cual sometió en tan solo seis días. Mostrando con ello el genio militar que se escondía en un joven de tan solo veinticinco años. Las fuerzas púnicas acampadas en Hispania, con sus tres ejércitos, fueron derrotados uno a uno por este prohombre, regresando a Roma tan solo con la gratitud del pueblo, debido a que se le impidió realizar desfile militar por la victoria obtenida.

Con el prestigio obtenido por la victoria en Hispania, el Senado Romano no pudo negarle al joven tribuno Escipión organizar y dirigir una misión casi imposible, la cual albergaba en sus más íntimas pesadillas, la de atacar África en su propio terreno. Hacerle al enemigo lo mismo que él les hacía en la península Itálica. Escipión consideraba que Cartago, producto del horror que provocarían sus incursiones en la región, el Senado de Cartago se vería obligado a llamar a su mejor general que se encontraba asediando Roma. Una vez más, los enemigos del joven tribuno en el Senado de Roma conspiraron en contra de dicha hazaña. Fabio máximo usaba como su mejor aliado el miedo, aduciendo que la prioridad era defender a Roma en su suelo. A Escipión el Senado le dio la autoridad para entrenar y preparar a dos legiones que se encontraban acantonadas y desterradas en Sicilia, los sobrevivientes de La batalla de Cannae, las legiones V y VI, apodadas como LAS LEGIONES MALDITAS!

Nunca legión alguna recibió un entrenamiento tan salvaje y despiadado como estas dos. Era un viaje a África, un viaje al infierno con tan solo un boleto de ida. No había vuelta atrás. Era ganar y recuperar su honor y el de sus familias que habían dejados atrás o morir y así con su sangre limpiar su honor.

Las legiones V y VI eran el oprobio de Roma. Estas legiones Malditas hicieron valer su nombre en África, pero esta vez no por su cobardía, no, fueron malditas por el temor que infundieron en toda Cartago, provocando con ello que el senado cartaginés llamara a Aníbal. La historia nos cuenta que todo tuvo su definición en La batalla de Zama, el 19 de octubre de 2002 a.c. el ejército cartaginés era superior en paquidermos, 80 elefantes, y el romano en caballería quienes contaban con el apoyo del Príncipe Masinisa. El precio de la victoria fue muy alto, pero mayor la deshonra que tuvo que enfrentar años después, tras Lucio Escipión (hermano de Africanus), haberle ganado al rey Antíoco III en La batalla de Magnesia, en febrero de 189 a.c. con las ideas de Escipión, y usar, como era tradición, 500 talentos de oro y no reportarlos, esa acción le dió a Catón la fuerza necesaria para acusarlo de estar por encima de la ley y lograr su destierro donde murió como un león agazapado.

Se cuenta que Publio Cornelio Escipión, Africanus, al marcharse de Roma a pie, al mirar atrás dijo las siguientes palabras proféticas: “¡Algún día me echaréis de menos!, ¡Algún día, ahora o dentro de mil años, aquí, en estas mismas murallas o en los confines del mundo, allí donde se decida el destino de Roma, algún día, rodeados por enemigos que os harán temblar, entonces me echaréis de menos y clamaréis por mí, pero yo ya no estaré con vosotros ni en cuerpo ni en espíritu! ¡Mi alma os habrá abandonado y no tendréis nada ni nadie que os socorra! ¿Qué haréis entonces? Decidme, ¿qué haréis entonces?”. Y en verdad, no pudieron hacer nada. Años después los grupos de Catón y Escipión se enfrentaron en una guerra irracional, haciendo que la sociedad romana cayera en una guerra civil, la cual trajo consigo la figura del Dictador, el Emperador. Roma dejó de ser República para convertirse en un Imperio. Trajo consigo las prácticas las más bajas acciones pecaminosas que el mundo jamás haya conocido, a gran escala, las cuales se practicaban y fomentaban desde las más altas instancias del poder.

Cuando la irracionalidad prima en las luchas políticas, movida por el odio hacia determinadas personas, personalizando la lucha por encima de la causa principal que debe ser la patria, se va dejando de lado los intereses de esta, y al final lo que encontramos es caos y desolación.

En la historia encontramos traiciones, falsos líderes, aquellos que en determinados momentos han querido eclipsar las luces de esos prohombres que sí han luchado y enfrentado los verdaderos males y peligros que han asechado a su patria, también podemos ver que al final la verdad ha terminado por surgir e iluminado la vista de todos aquellos que tienen la capacidad para verla. Esperemos que en nuestra ocasión ocurra lo mismo.

Patria querida, República Dominicana, solo te queda un puñado de hombres y mujeres que aún se atreven a soñar en tu grandeza, a jugárselas contigo para verte surcar con éxito los temas que te quieren imponer agencias internacionales.

Es necesario evocar una vez más el pensamiento de nuestro patricio, Juan Pablo Duarte, que dice: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.

 

Redacción
Author: Redacción

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