El mundo multicultural que nos confronta “Una realidad irrefutable”

 

Por Wascal A. Montilla Almanzar
Ciudadanía RD Media

El mundo de hoy es multipolar, pues, hay estructuras que tienen múltiples centros de poder o influencia.
Coronel del Ejército de República Dominicana, Lic. En Derecho,Lic. En Relaciones Internacionales,Maestría en Docencia y Gestión Universitaria ,Maestría en Defensa y Seguridad Nacional y Especialidad en Comando y Estado Mayor

El mundo ha sido testigo en los años de posguerra fría, de cambios espectaculares, desde los avances tecnológicos cada vez más novedosos, hasta presentarse el mundo como una aldea. Se ha experimentado un incremento desproporcionado en la migración, cambios en las identidades de los pueblos y transculturación como resultado de todos estos procesos. Este mundo multicultural nos confronta, pues cada día vemos interacciones de diferentes culturas, no solo en los medios de comunicación, también en nuestras propias calles, que de pronto se han convertido en cosmopolitas. Sin embargo, para algunos, estos procesos afectan al mundo de una forma positiva, para otros, negativa. ¿Pero en que nos confronta?

Partiendo de las afirmaciones del estadounidense Samuel P. Huntington, la cultura y las identidades culturales, están configurando las pautas de cohesión, desintegración y conflicto en el mundo de la posguerra fría. Veamos que hay de verdad en esas afirmaciones, en un breve análisis del entorno internacional actual. No obstante, es importante antes de enfrascarnos en esa búsqueda, definir algunos conceptos que nos serán útiles en la comprensión de este escrito:

El mundo de hoy es multipolar, pues, hay estructuras que tienen múltiples centros de poder o influencia. Se caracterizan por la presencia de varios países o bloques de países que ejercen una influencia significativa en la política global. También es multicultural, ya que coexisten diferentes culturas, etnias, religiones y tradiciones dentro de una misma sociedad. Esta se enfoca en la diversidad cultural y la promoción de la tolerancia, el respeto y la comprensión entre diferentes grupos culturales.

Se pensaba que un mundo multipolar sería más fácil de dirigir, pero los intereses de esos centros de poder convergen en un mismo punto, y el planeta se les hace una aldea al momento de buscar los recursos minerales y energéticos que sus sociedades necesitan para desarrollarse y ser competitivos con relacion a sus iguales. Esto usualmente resulta en conflictos o en tensiones entre los sujetos del derecho internacional, especialmente los Estados.

A veces sucede, que algunos Estados se unen en alianzas militares para proteger sus intereses comunes, logrando una cohesión tan grande que permanece en el tiempo. Estas alianzas pueden crecer o decrecer, pero cuando sucede lo primero, es por la existencia de algunos entes, que intervienen en silencio, en detrimento al orden establecido y a espalda de los Estados inadvertidos, cambiando el orden y reconfigurando muchas veces la geografía de los Estados. Estos hechos producen inestabilidad en el entorno internacional y tensiones de guerra en muchos casos. Otro elemento a considerar, son las corrientes de las ideas políticas, pues, en la actualidad se habla mucho de la izquierda o de la derecha para referirse a modelos ideológicos y formas de gobernanzas. Así es que algunas personalidades como el señor Antonio Luis Santos da Costa, presidente del Consejo Europeo y ex primer ministro de Portugal, expresó recientemente estas afirmaciones para referirse al rearme en Europa:

 “El poder por si solo no basta en un mundo en el que cada vez prevalece más el poder duro. Por eso en este mundo nuevo, más duro y más peligroso que esta surgiendo, debemos defender con uñas y dientes nuestro modelo social europeo, marcado por la diversidad cultural, las libertades, la tolerancia y la democracia”. La paz sin defensa es una ilusión…

Por otro lado, Donald Trump presidente de los Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, al referirse al entorno internacional, especialmente en Europa, en la 80 sesión de la Asamblea General de la ONU, expresó:

 “Europa esta en serios problemas, ya que ha sido invadida por una fuerza de inmigrantes ilegales como nunca se había visto… Tanto la inmigración como las ideas suicidas sobre la energía serán la muerte de Europa Occidental”.

Donald Trump continuó con su posición ante Europa diciendo:

“Amo a Europa. Amo a los europeos. Y detesto ver como la energía y la inmigración la están devastando. Este monstruo de dos cabezas lo destruye todo a su paso… Quieren ser políticamente correctos y están destruyendo su patrimonio”.

En su discurso fustigó la inoperancia de la ONU, criticando la ineficacia de ese organismo para resolver conflictos en la actualidad, señalando el estancamiento del Consejo de Seguridad y la burocracia del organismo. También dijo que esa entidad tiene un enorme potencial, pero que no está a la altura, ya que lo único que hace es escribir cartas enérgicas a las que no daba seguimiento. Finalmente, Trump expresó: “Protejamos la libertad religiosa, incluida la religión más perseguida del planeta en la actualidad: el cristianismo”.

Si nos detenemos y analizamos esas dos posturas, nos daríamos cuenta de que son dos corrientes de pensamientos diferentes, dos concepciones del mundo disimiles, ante dos realidades adversas que reconfiguran el mundo actual. Para muchos, Da Costa promueve una agenda progresista con un modelo social desvirtuado, que a prima facie se ve humano, pero en su trasfondo es la promotora del resquebrajamiento del mundo occidental. Por su parte Trump promueve los valores familiares, con un sentimiento muy nacional y advierte al mundo de la ineptitud de una entidad que está al borde del colapso; pero también advierte el peligro que representa para Europa y el mundo, una inmigración desmedida. 

Si interpretamos el modelo social europeo desde la perspectiva del señor Antonio Luis Santos da Costa lo describiríamos así: Un continente con un modelo social diseñado para la coexistencia e interacción de múltiples culturas dentro de una sociedad, que se caracteriza por la variedad de lenguas, tradiciones, costumbres, religiones y formas de vida de distintos grupos humanos; donde las personas tienen la capacidad de actuar por voluntad propia, sin coacción, asumiendo la responsabilidad de los actos, donde prime el respeto a las ideas, creencias o prácticas de otras personas, incluso cuando difieren de las propias, y que su forma de gobierno reside en el pueblo, quien lo ejerce directamente o a través de representantes elegidos en votación.

Con solo leer ese diseño del modelo social europeo según da Costa, lo sentiríamos tan perfecto que activaría nuestra alarma realista. Pues, la Europa actual no es esa, ya que lo que ayer se cimentó sobre principios idealistas, hoy remueve sus simientes y la confronta en su esencia. En la actualidad, por ejemplo, hablar de diversidad es lo mismo que hablar de orientación sexual, género y religión. Hablar de libertad, es decir desenfreno excesivo y abusivo en las palabras o acciones, y está asociada a una falta de limites morales o sociales. La tolerancia esta asociada a la aceptación de una agenda perversa, que escudada en los Derechos Humanos o como le dirían los franceses “Le Droit de l’homme”, permite una inmigración masiva sin precedentes que destruye la identidad nacional de los Estados. Por último, la democracia de hoy en día, a pesar de ser el sistema de gobernanza más humano y estable del mundo, está en cierta forma y a consideración de muchos, alejada de los cimientos de ese sistema. 

Cuando algo nos confronta, nos enfrenta a una situación que nos hace reflexionar, cuestionar o tomar una posición al respecto, ¿pero en qué nos confronta un mundo multicultural? Nos confronta con el espacio vital, la identidad nacional y la fe. Cuando por interés particular, complacencia o sentimiento humanitario se olvida el rol que debe jugar los ciudadanos de un Estado soberano, ocasionalmente se permite muchos males que afectan el futuro de las nuevas generaciones; dentro de esos males, se encuentra  la  inmigración masiva, que a su vez se enfrenta con la realidad del espacio vital y nos confronta con la seguridad nacional y la propia existencia del Estado.

Cuando por los grupos étnicos, las incidencias culturales son notables, la transculturación puede ser un hecho que este afectando de algún modo la cultura autóctona y por consecuencia la confronta. El hecho de que exista vestigios de otras culturas y que los pueblos se enriquezcan con aportes culturales no es malo en esencia, lo que nos ha de confrontar es que una cultura desplace la otra, pues si es así, perderíamos nuestra naturaleza e identidad nacional y ya no seriamos lo que somos como nación.

Cuando las creencias religiosas de un determinado grupo o etnia se asientan en un Estado y toman fuerzas, desplazando la autóctona, imponiendo de forma persuasiva o autoritaria sus creencias y llamando frecuentemente a la imposición de su verdad sobre las creencias del Estado receptor, ese hecho confronta con la fe, pero no a la verdad doctrinal de la fe, sino contra aquella que se quiere imponer.

En conclusión, evitar un mundo multicultural es imposible, pues, es parte de la era que vivimos hoy, la globalización. Sin embargo, los Estados y sus pueblos, deben de ser celosos guardianes de sus fronteras, terrestres, navales y aéreas, para proteger su espacio vital, su identidad nacional, su cultura y su fe. Se debe hacer conciencia del espacio geográfico, de la historia y la economía, para definir los intereses nacionales y alcanzar sus objetivos. Finalmente, entender que la parte humana de los pueblos no están ni deben estar sujetas solamente a la corriente de pensamiento idealista de las ciencias políticas, si no más bien, al realismo político, pues, debe de prevalecer el interés nacional por encima de cualquier otro interés y eso es realismo puro. Por tanto, debemos de observar el mundo multicultural que nos ha tocado vivir, ya que, al parecer de algunos expertos en la materia, los conflictos del futuro estarán provocados por factores culturales, más que económicos o ideológicos.  

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Author: CRDMedia

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