Peperoni: mas de lo mismo

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Por Redaccion
Ciudadania RD Media

 

Para los que tenemos un poco de canas en la cabeza y para aquellos que no fuimos favorecidos por los genes de nuestra herencia española en el pigmento de nuestra piel… cuántos no recordaran o habrán escuchado contar a amigos o familiares anécdotas donde al momento que un paisano de la década de los 80 o 90, e incluso a principio del año 2000, de acercarse a las puertas de una discoteca o restaurant, este fuera detenido y advertido de que es una fiesta privada o que la misma era solo para socios.

No fueron uno ni dos los casos que escuchamos de eventos como ese.

Estamos hablando de la época en la que el que tenía un teléfono en la casa, por lo general era clase media y, más adelante, el beeper, equipo de comunicación al que se le enviaba un breve mensaje de texto indicándo que el emisor quería que le devolviera la llamada.

No existían las redes sociales, tales como: Facebook, Instagram, Twitter, y demás… Gracias a tipos como el padre de la World Wide Web, Timothy “Tim” John Berners-Lee, y a Aaron Swartz, entre otros, que contribuyeron a que en el día de hoy tuviéramos a nuestra disposición esta herramienta democrática y de libertad de expresión al más alto nivel, ya que para aquella época, solo unos cuantos tenían acceso a los medios comunicación de masas: los periódicos, la radio y la televisión.

Era casi imposible que alguien que fuera discriminado y violentados sus derechos contendios en el artículo 39, – Derecho a la igualdad. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal, de la constitución dominicana que pudiera expresarse y ser escuchado por toda la sociedad, ya que solo una clase social tenía acceso a los mismos, y era esa misma clase la que discriminaba y excluía a aquellos que ellos consideraban inferiores y no dignos de estar ni respirar, ni compartir en el mismo lugar donde ellos se recreaban, no sea que vayan a ser contaminados por el germen de la pobreza y la negritud.

No recordamos un solo escándalo en esa materia que haya trascendido a tal magnitud que tocara y moviera a toda nuestra sociedad.

Si llegamos escuchar algunos casos aislados como es el de Sammy Sosa que se le impidió la entrada a un famoso Club de nuestro país, pero, no obstante se le daba acceso en otros lugares por lo que significaba su novel de consumo y de propina que dejaba.

Fueron varios los de su tipo que se hicieron camino en el terreno de la discriminación y exclusión que vivimos en esas décadas, propia de una cultura de superioridad de descendientes europeos, los cuales son tratados con el mismo desprecio en otras latitudes por sus orígenes genéticos propio de personas pocos leales para con el antiguo imperio y para con el actual.

Seria por ese pasado poco confiable que Biden no invitó al presidente español a una videoconferencia con sus homologos de Europa para tratar el caso Ucrania-Rusia?…Bueno, eso nunca lo sabremos.

Volviendo a lo local, consideramos que las ideas de Pablo Mckinney, donde este espera que el restaurant Peperoni del Piantini dé una explicación o emita alguna disculpa pública, es un error, ni tampoco compartimos la idea de que este invite al Dr. Ynti Y. Eusebio MD MPH, y a su agraviada esposa, como lo sugirio Jose Laluz, quienes eligieron trasladarse a este restaurant, desde San Pedro de Macorís e ir a este apartheid de alta GAMA que queda en el exclusivo sector del Piantini, República Dominicana.

Entendemos que no es suficiente, ya que vivimos en una sociedad donde, en su gran mayoría, su población esta compuesta por mulatos y donde los claritos que hay, siempre llevan el negro detrás de la oreja.

Consideramos que es necesario una respuesta más aguda por parte de los ciudadanos que habitamos esta media isla, ya que se enviaría un mensaje potente a los demás negocios con esa misma ideología segregacionista, excluyente y racista, a fin de que los mismos sean transparentes e indiquen con un letrero, bien grande, sobre la base de reservarse el derecho de admisión, que no se aceptan personas con determinadas características raciales y sociales, para que así todos nos encarguemos de socializar dichas informaciones y, todos nosotros, reservarnos el derecho de NO ir.

Que se entienda, que no estamos invocando a un movimiento de Black Lives Matter, donde salgamos a hacer desordenes y violentar la paz ciudadana y el orden público con este caso. No se trata de eso, es solo el hecho de que ese comercio lo sienta en sus bolsillos, y que cada vez que vean un asiento de sus locales vacios recuerden el agravio a la esposa del Dr. Ynti Y. Eusebio.

Pero también, requiere otro mensaje potente por parte de las autoridades competentes en la materia, a fin de ponerle la multa correspondiente a dicha institución, la cual tenga como propósito enviar un mensaje claro a nuestra sociedad, de que somos un Estado, libre y democrático, donde no se discrimina a nadie por el color de su piel, procedencia ni religión.

Y si todo esto no es suficiente, entonces le recomendamos a aquellos que se sienten europeos, y que por desgracia de la vida les ha tocado vivir dentro de tanta negritud, propia de la liga maravillosa que tenemos del blanco con el negro y el nativo aborigen, que agarren todos sus bienes, bancos, restaurantes, empresas y demás enseres, y se larguen del país y se establezcan en un lugar donde se sientan a gusto.

Esa es nuestra recomendación, ya que lo que hemos visto de todo esto es que, Peperoi es más de la misma ideología que nos tuvo postrado por siglos y ya no la necesitamos.

Redacción
Author: Redacción

Medio digital de comunicación de República Dominicana

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