Tenía otro tema para escribir, pero escuchar a unas jóvenes aceptar que, en las relaciones amorosas de hoy día, hay poco o ningún romanticismo, decidí escribir al respecto. Lo hago porque no creo que sea cosa de ahora. Hace un buen tiempo que vengo observando cómo ha ido desapareciendo esa magia hermosa que unía a una pareja. En la actualidad, hasta a los nombres que se le da al “amor” tienden a irrespetarlo. Agarre, “pasarrato”, mangue y otros que no le hacen justicia a los sentimientos bonitos que pueden darse entre dos personas.
Una relación fabulosa
Para que esas jóvenes salgan de esa realidad que perciben en cuanto a la relación de pareja, las invité a visitar una ciudad fabulosa donde es posible ver cómo una flor todavía es la señal concreta de un “me gusta”. Un abrazo es la muestra más tierna de un “te quiero”, un beso es el sello más romántico de un “te amo”. Allí, junto a esas muestras de cariño, la comprensión, la comunicación y la tolerancia son las protagonistas del fortalecimiento de una relación fabulosa.
Alimentando el amor
En aquella ciudad fabulosa, donde las chicas vivieron en carne viva lo que de verdad es romanticismo, hay técnicas genuinas para alimentar el amor entre la pareja. Cada etapa tiene su ‘modus operandi’, y es eso lo que mantiene la llama del enamoramiento. Todos saben que luego de un tiempo hay debilidades que deben fortalecerse, y están activos para prevenir o atender cualquier inconveniente. Ahí también funciona la flor, el abrazo, el beso y el “te amo”. El silencio cuando deja hablar a los hechos también se estila en aquel lugar donde florecen los más puros sentimientos.
Un triste regreso
Ellas estaban encantadas y no podían creer que hasta hace poco en nuestro mundo real también existía esta magia que se ha ido diluyendo o cambiando por una “moda” que amenaza con acabar con la esencia misma de la vida. Quienes me conocen saben que, aunque tengo mi convicción respecto al amor de pareja, no dejo de respetar las opiniones de quienes lo profesan, lo viven y lo defienden ante cualquier atentado como lo que ocurre en la actualidad.
Hay una luz
En manos de personas como esas chicas puede que esté la clave para rescatar ese sentimiento puro que antes llevaba a una pareja no solo a establecer un noviazgo o un matrimonio, sino a comprometerse, a defender su relación contra viento y marea. Que siempre ha habido divorcio, es cierto, pero por lo regular, hace un tiempo, mientras una pareja estaba junta, afloraba el romanticismo que hoy brilla por su ausencia. Ojalá las flores, las serenatas, los abrazos y los besos vuelvan a dominar la escena del amor.
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