Por CRDM
El 7 de mayo de 1995 la exsecretaria de Salud de la gestión de Bill Clinton, la pediatra Joycelyn Elders, afirmó ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que el autoplacer y descubrimiento sexual personal “es algo propio de la sexualidad humana que debería ser enseñado en las escuelas”. La fecha se instauró en San Francisco, Estados Unidos -de forma accidental- luego de ese discurso.
Pese al tabú que produce hablar de masturbación, sobre todo la femenina, esta práctica se conmemora desde hace 26 años. El 7 de mayo, Día Mundial de la Masturbación, es una buena oportunidad para autoexplorar el cuerpo y poder sacarle provecho, ya que brinda grandes beneficios para la salud y el bienestar.
La masturbación, esa práctica sexual tan silenciada y, a veces, estigmatizada, y sin embargo, seguramente la más utilizada. De hecho, en este año tan largo y tan duro, ha sido la herramienta sexual más a mano. Según un estudio realizado por ‘TENGA’, otra compañía de juguetes sexuales, la pandemia y la dificultad de encontrar nuevas parejas sexuales a causa de las medidas sanitarias han convertido al onanismo la reina de las prácticas sexuales.
En palabras de Lola Salinas, psicóloga, socióloga y sexóloga, este día es “como si dedicáramos un día mundial a la alcachofa en vez de a la salud alimentaria”. Es decir, “la salud sexual se integra en la salud general, y la masturbación está dentro de la salud sexual”. Todo depende de cómo se haga, cuáles son los objeticos y si se integra de una manera coherente con los ámbitos de la salud emocional, biológica y social.
“Si es compulsiva o no deseada, no es algo sano”, explica la sexóloga, “y si está orientada a únicamente a obtener placer no es bienestar, es satisfacción efímera”. Pero, ¿a partir de qué punto se considera que la masturbación es compulsiva? Según Salinas, “cuando no se puede evitar y es inconveniente, se convierte en compulsivo”. La salud sexual, además, es más psicológica que sexual.