Por Juan Manuel Morel Pérez
Ciudadanía RD Media
En nuestra sociedad actual, la complacencia académica se ha convertido en un problema generalizado en muchas instituciones educativas. Muchos profesores, en un intento de evitar conflictos o simplemente por falta de voluntad para abordar problemas de rendimiento académico, terminan validando a estudiantes que carecen de competencias y honestidad académica. Sin embargo, hay un tipo de docentes que se niegan a ser parte de este ciclo de complacencia y que están dispuestos a romper estas tradiciones y deciden enfrentar la usanza de validar a estudiantes sin mérito.
Este tipo de profesor es aquel que entiende la importancia de mantener altos estándares académicos y de promover la integridad en el aula. Este profesor reconoce que validar a estudiantes sin competencias ni honestidad académica no solo perjudica al estudiante en cuestión, sino también al resto de la clase y a la institución en su conjunto. Por lo tanto, este profesor se compromete a desafiar a sus estudiantes, a brindarles las herramientas y el apoyo necesarios para que puedan adquirir las habilidades y conocimientos que necesitan para tener éxito en el futuro.
Este tipo de profesor se encuentra con resistencia por parte de los estudiantes e incluso de colegas y autoridades que no comparten su enfoque de exigencia de integridad y romper con los cánones de la abulia, deshonestidad, faltad de lectura y capacidad de análisis Sin embargo, existen estos tipos de docentes que se mantiene firme en su compromiso y sigue adelante, sabiendo que está haciendo lo correcto, sin importar jerarquía, presión, chantajes ni amenazas tanto de cursantes como autoridades.
El rol del profesor no solo consiste en transmitir conocimientos, sino también en fomentar el pensamiento crítico, la creatividad y el compromiso con el aprendizaje. La evaluación del desempeño de los estudiantes es una parte esencial de este proceso, ya que permite medir el nivel de comprensión y asimilación de los contenidos impartidos. Por lo tanto, es responsabilidad del profesor identificar y remediar las deficiencias académicas de sus estudiantes, brindándoles las herramientas y el apoyo necesario para su desarrollo académico y profesional.
En este sentido, la decisión de un profesor de reprobar a aquellos estudiantes cuyo rendimiento sea insuficiente o carente de calidad no debe ser interpretada como un acto de arbitrariedad o injusticia, sino como una medida encaminada a promover la excelencia académica y el esfuerzo individual. Los estudiantes que son reprobados tienen la oportunidad de reflexionar sobre sus debilidades, corregir sus errores y mejorar su desempeño en futuras asignaturas.
En todas las instituciones educativas, ya sea en escuelas, colegios o universidades, siempre ha existido una tradición arraigada de validar a todos los estudiantes, sin importar su nivel de competencia o esfuerzo. Esta era la norma en una escuela , donde los alumnos eran evaluados de manera superficial y se les aprobaba simplemente para mantener la paz, el buen nombre y la armonía en la institución.
Sin embargo, todo cambia con la llegada de un profesor estricto y comprometido con la excelencia académica. Desde el primer día, el docente que deja claro que en su clase no habría lugar para el conformismo ni la mediocridad y Exige a sus alumnos estudiar y analizar a fondo cada tema, aplicando rigurosamente políticas antiplagio y reprobando a aquellos que no demuestran tener las competencias necesarias para aprobar.
Este enfoque desata el descontento y la resistencia de muchos estudiantes, así como de algunos colegas y gerentes en las instituciones educativas.
A pesar de las críticas y la presión para que cambiar la metodología de evaluación, el docente debe mantenerse firme en sus convicciones, máxime si no ve la docencia como un ente lucrativo, sino que la enseñanza lo hace por altruismo y su compromiso con que de las aulas salgan profesionales con un alto nivel de capacidad . Porque la formación especializada o continua debe ser una responsabilidad seria y no podía permitir que individuos incompetentes pusieran en riesgo la seguridad de la ciudadanía y los resultados Con el paso del tiempo hablaran por sí mismos. Cuando los alumnos demuestren un nivel de conocimiento y habilidades muy por encima de lo común.
La reputación del docente como un mentor exigente pero justo empezó a crecer, y muchos estudiantes comenzaron a valorar su enfoque de enseñanza y otros que aun arraigan las tradiciones y prácticas contrarias al enfoque por competencias y de no exigencia académica hicieron su resistencia
En definitiva, el profesor debe ser un agente de cambio creando un precedente importante de compromiso con la excelencia académica y con valentía de desafiar la tradición del “pase automático” aun lo conviertan en una figura polarizante.