Hoy Conmemoramos el 87 Aniversario del Natalicio de José Francisco Peña Gómez Y Ciudadanía RD Media te habla un poco de este gran hombre de este gran dominicano que para el siempre estuvo luchar primero por la gente y el pueblo dominicano y que hoy en día hacen faltas hombre como peña Gómez en nuestro país por eso siempre diremos, peña vive y vivirá siempre en el corazón de los Dominicanos nuestro mayor respecto a su memoria .
José Francisco Antonio Peña Gómez (6 de marzo de 1937 – 10 de mayo de 1998) fue un abogado y político Dominicano y adoptado por una pareja de Dominicanos. Líder del Partido Revolucionario Dominicano tras el golpe de Estado de Juan Bosch en 1963. Candidato tres veces a la presidencia de la República Dominicana (1990, 1994, 1996) y ex alcalde de Santo Domingo (1982-1986).
Se le considera, junto con Joaquín Balaguer y Juan Bosch, como una de las figuras más prominentes de la política dominicana del siglo xx.
Primeros años y formación académica
Peña nació el 6 de marzo de 1937 en La loma del flaco, Valverde, República Dominicana. Sus padres biológicos fueron Vicente Oguís y María Marcelino. Peña fue adoptado cuando sus padres se vieron obligados a huir a Haití, debido a la masacre llevada a cabo contra los haitianos en 1937 por el dictador Rafael Leónidas Trujillo.
La familia crio y educó a Peña como su propio hijo dándole su apellido, acción que se reflejó más tarde en su interés por los pobres. Una de las ironías que marcaron su vida pública fue darse cuenta de que su compañero de boleta en 1994 resultó ser nada más y nada menos que Fernando Álvarez Bogaert, hijo de la familia propietaria de la finca donde creció.
Como resultado de su crianza, Peña Gómez se basó en su voraz apetito intelectual para complementar una educación temprana. A los 8 años de edad, trabajó en una tienda de abarrotes y en un bar, durante su adolescencia, había tomado puestos de trabajo como zapatero y aprendiz de barbero.
En 1952, a los 15 años de edad se convirtió en instructor en programa de alfabetización para los niños pobres de su provincia natal y más tarde trabajó como profesor en las escuelas rurales. En 1959, se trasladó a Santo Domingo, donde se matriculó en un curso de radiodifusión y demostró un talento tan natural que una estación de radio rápidamente lo contrató para anunciar los juegos de béisbol y otros eventos deportivos.
En 1961 realiza un curso de Ciencias Políticas en San José, Costa Rica; participando en ese mismo año en un curso de Educación Política en San Juan de Puerto Rico.
En 1962 continúa su capacitación en Ciencias Políticas, esta vez en las Universidades de Harvard y Míchigan, en Estados Unidos.
En 1970 se graduó de Doctor en Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Y en ese mismo año obtiene el Doctorado en Derecho Constitucional y Ciencias Políticas en la Sorbona de París.
Vida personal
Peña Gómez estuvo casado tres veces, la primera vez con Julia Idalia Guaba Martínez con quien tuvo cuatro hijos: Lourdes Fátima, Luz del Alba (Luchy)†, José Francisco (José Frank) y Francisco Antonio (Tony).
Durante su segundo matrimonio, con Ana Rosa Meléndez (quien fuera Directora del Museo de Arte Moderno Dominicano), adoptan a María Rosa, hija de una trabajadora doméstica, y que al nacer había sido abandonada en la maternidad pública de Santo Domingo.
Su último matrimonio fue con Alba María “Peggy” Cabral Cornero, hija del escritor dominicano Manuel del Cabral, y con quien no tuvo hijos. Peña tuvo 9 hijos en total.
LEGADO DEL DR. JOSE FRANCISCO PEÑA GOMEZ
El doctor Peña Gómez fue el primer líder político dominicano comprometido de manera consistente con la necesidad de reformar el Estado y sus instituciones políticas en el marco de la zarandeada y estigmatizada democracia representativa que rigió la vida institucional del país desde la caída de Trujillo.
La tesis sobre el Gobierno Compartido, fue su propuesta alternativa a la revolución violenta que postulaban los movimientos de izquierda de América Latina y del Tercer Mundo.
Y aunque no alcanzó la presidencia de la República, el doctor Peña Gómez debe ser reconocido justicieramente como el artífice de las más importantes reformas políticas e institucionales logradas por el país en el último tramo del siglo XX.
En un discurso memorable pronunciado el 14 de agosto del año 1997 durante una reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, el doctor Peña Gómez delineó las principales reformas que debían impulsar el liderazgo y el Congreso de mayoría opositora para modernizar el Estado Dominicano.
En aquella ocasión propuso la Reforma arancelaria, la ley general de Salud, la Ley General de Electricidad, el Código Monetario y financiero, el Sistema Dominicano de Seguridad Social, la Ley Electoral, consignando el derecho al voto de los dominicanos en el exterior; la división del Distrito Nacional y de las grandes cabeceras de provincias en distritos electorales; y la reforma municipal para dar acceso a las organizaciones populares y de la sociedad civil a los ayuntamientos y propiciar una concertación local.
Todas y cada una de esas propuestas fueron convertidas más adelante en leyes por el Congreso Nacional, aunque en honor a la verdad algunas de esas avanzadas reformas han sido mediatizadas o prácticamente anuladas en su aplicación, como sucede con la reforma municipal consignada en la ley 176-07.
Coherencia entre práctica y discurso
El doctor Peña Gómez actuó con responsabilidad desde la instancia partidaria, pero también lo hizo desde el poder, especialmente cuando tuvo la oportunidad de ejercer una función pública, tras ser electo síndico del Distrito Nacional en el año 1982.
Superando de manera responsable el viejo dilema de la guitarra y el violín, Peña Gómez fue un ejemplo de coherencia entre práctica y discurso.
El entonces síndico y líder del PRD respetó rigurosamente la institucionalidad municipal. Siempre pidió los permisos que le imponía la ley y rindió cuentas permanentemente sobre cada peso recibido y cada peso invertido.
No permitió que ninguno de sus familiares creara negocios y empresas para aprovechar las ventajas del poder. Transparentó todas las operaciones financieras de la administración, incluyendo hasta la comisión de compra, un pequeño porcentaje, específicamente un 6%, cobrado a los suplidores para destinarlo a la construcción de bibliotecas municipales, que permitieron la instalación de más 60 de estos centros de cultura, incluyendo algunas donadas a comunidades pobres del país.
El doctor Peña Gómez se jactó de invertir en obras y servicios, 77 centavos por cada peso administrado. Se convirtió en el más prolífico constructor de obras que haya pasado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional, abarcando prácticamente todos los campos de las funciones edilicias y desarrollando otras iniciativas que no eran competencia obligada del cabildo.
Durante sus cuatro años al frente del Ayuntamiento, solo administró poco más de 122 millones de pesos pero mejoro los servicios y construyó obras en todos los barrios y sectores de la capital.
Durante su gestión se eliminaron los vertederos improvisados, se normalizó el servicio de recogida de basura, se reacondicionaron y ampliaron los mercados, se elaboró el Plan Maestro de Residuos sólidos, se desarrolló el más amplio programa de drenaje pluvial , se pavimentaron y bachearon cientos de kilómetros de calles y avenidas, se construyeron y habilitaron más parques y plazas que en el resto del país, se construyeron más estadios y más canchas que las que construyó en el mismo período la Secretaría de Deporte en todo el territorio nacional, se crearon escuelas laborales en las que se formaron más de 20 mil mujeres en diversos oficios y se mejoraron los servicios de los cementerios.
El sentido de compromiso social y de respeto a la dignidad humana, indujo al doctor Peña Gómez a tratar con mucha sensibilidad el tema de la pobreza y su expresión urbana. Enfrentó con responsabilidad el problema de los buhoneros y la ocupación de los espacios públicos, pero no atropelló a los ciudadanos que se ganaban la vida mediante la actividad económica informal. Discutió con los dirigentes de los buhoneros las medidas a tomar para ordenar sus actividades, construyó plazas en distintos puntos de la capital y los reubicó sin maltratar a nadie.
Lo mismo hizo en Boca Chica, donde recuperó la franja de playa que ordena la ley y estableció puntos específicos para la operación de los vendedores tradicionales.
Una visión de estadista
A pesar de que no tenía ninguna experiencia previa en administración pública, a su paso por el ayuntamiento el doctor Peña Gómez no solo mostró dotes excepcionales de administrador austero y eficiente, sino también de un estadista con clara visión de futuro.
El doctor Peña Gómez estaba convencido de que las obras materiales no eran suficientes para garantizar una gestión institucional y socialmente trascendente.
Por eso se preocupó desde el primer momento por crear y dejar un legado de realizaciones que además de fortalecer la institucionalidad municipal, sirviera también como modelo y ejemplo de buen gobierno para las futuras generaciones.
En este punto me permito compartir un testimonio personal en mi calidad de regidor y vocero del Bloque Municipal del PRD. Recuerdo cuando en el primer año de su gestión los regidores se pusieron de acuerdo para promover una mejoría en los modestos ingresos que percibían por concepto de dietas y honorarios.
Cuando el tema fue conocido en el Consejo de Regidores, el doctor Peña Gómez detuvo el proyecto con una declaración tajante. “No podemos mejorar los ingresos de los regidores y de los funcionarios de la administración, mientras no elevemos razonablemente los salarios de los trabajadores, de los que recogen la basura, de los que limpian los imbornales y de los que bachean o hacen los trabajos más duros en las calles de nuestra ciudad”.
El tema no volvió a discutirse hasta que los obreros del Ayuntamiento comenzaron a recibir el primer aumento salarial, que fue también el primero en toda la administración pública en el período de gobierno del doctor Salvador Jorge Blanco.
Aportes institucionales
Entre los grandes aportes institucionales del doctor Peña hay que destacar de manera relevante el Programa de Fortalecimiento Institucional, desarrollado con el apoyo del BID y del Instituto Brasileño de Administración Municipal (IBAM).
Este programa implicó la reformulación de la estructura orgánica del Ayuntamiento, la elaboración de un nuevo sistema impositivo municipal y la creación de los manuales de Tesorería, de contabilidad, de procedimiento de auditoría, de administración tributaria, de adiestramiento, de compras y suministros, de administración patrimonial y de administración de equipo y transporte, entre otros.
También se derivó de este programa el Centro de Capacitación Municipal, una herramienta fundamental para asegurar un proceso sostenible de las reformas.
Entre las obras que con más orgullo exhibió el doctor Peña Gómez desde el Ayuntamiento, figura el programa de arborización dirigido a mejorar las condiciones ambientales y el ornato de la ciudad de Santo Domingo, terriblemente impactada por el paso del Huracán David en el año 1979.
En su momento el doctor Peña Gómez no solo logró controlar el agobiante problema de la recolección de la basura, sino que también se ocupó crear un esquema racional para la administración de este servicio, mediante el Plan Maestro de Residuos Sólidos.
También promovió la instalación de la primera empresa de reciclaje del país, instalada en la zona de Villa Mella con el apoyo del sector privado y que se dedicó en la primera etapa a la recuperación de plástico, vidrio, papel, cartón, tela, metales y material orgánico para la producción de compost, un producto para mejorar la calidad de los suelos cultivables.
Otras obras trascendentes del doctor Peña Gómez fueron los planes de ordenamiento territorial para racionalizar el desarrollo urbano del Distrito Nacional focalizados en la zona de los Minas Norte y en la comunidad turística de Boca Chica.
Democracia y participación social
El doctor José Francisco Peña Gómez fue responsable de poner en práctica los primeros mecanismos institucionales de participación de la comunidad en la gestión pública.
En su gestión edilicia se instituyó el Departamento de Acción Comunitaria del Ayuntamiento del Distrito Nacional, se fortaleció la participación de las juntas de vecinos, que habían sido creadas durante la administración del síndico Pedro Franco Badía y se puso en práctica el programa de los convites barriales, en el que convocaba la participación directa de los ciudadanos para trabajar conjuntamente con el ayuntamiento en beneficio de la comunidad.
También creó otros importantes mecanismos de vinculación con la comunidad y sus sectores representativos, entre los que destaca el Consejo Empresarial de Asistencia Municipal, constituido por empresarios interesados en aportar soluciones en beneficio de la ciudad y del gobierno local.
Conjuntamente con la participación del sector empresarial, el doctor Peña Gómez creó un importante proyecto de gran impacto en el desarrollo de los pequeños negocios y la economía informal: la Asociación para el Desarrollo de la Microempresa (ADEMI), que se instaló con un financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), gestionado por él en su condición de síndico y con el valioso apoyo del ya fenecido empresario Camilo Lluberes, quien también fue un destacado dirigente del PRD.
El legado cultural de Peña Gómez
Contrariando la extendida creencia de que un buen síndico era el que recogía la basura, mantenía la ciudad limpieza y realizaba algunas obras en los barrios, el doctor Peña Gómez nos recordó que la cultura, en su sentido más elevado, representa un componente fundamental de los derechos ciudadanos.
En su breve gestión edilicia, Peña Gómez reivindicó el rol cultural del Ayuntamiento, apoyando la labor de nuestros artistas y desarrollando actividades diversas a través del Batton Ballet, el Coro Municipal, la Banda Sinfónica Municipal y los grupos de música típica.
En el ámbito turístico y cultural, con la eficiente colaboración de la doctora Milagros Ortiz Bosch, Peña Gómez logró rescatar y revalorizar el Carnaval de Santo Domingo, evento que alcanzó un extraordinario brillo y se convirtió en una de las grandes atracciones turísticas de la ciudad capital.
Un proyecto especial, motivo de orgullo para el doctor Peña Gómez, fue el programa de Rescate y Revalorización de la Zona Colonial de la ciudad de Santo Domingo, para lo cual creó la Comisión Rectora de la Zona Colonial, bajo la dirección del destacado urbanista José Ramón Báez Lopez-Penha.
Mediante este programa se reconstruyeron las principales calles de la Ciudad Colonial con ladrillos de hormigón rojo y con tabletas de color cemento, se adoquinaron algunas vías como las calles Las Damas y la Luperón y se reconstruyeron las cuestas empedradas de las calles Hostos y Emiliano Tejera, desde de las Ruinas del hospital San Francisco de Asís.
Pero además, en la casi totalidad de las calles intervenidas se colocaron tramos secundarios del alcantarillado, se cambiaron todas las acometidas de agua y desagüe y se pusieron cajas protectoras a los medidores de agua.
Conjuntamente con estas labores se restauró la vieja escalinata que comunica la calle El Conde con la avenida del Puerto, se rescataron las áreas verdes y se instaló un sistema de iluminación con faroles típicos del año 1850 y lámparas fluorescentes colocadas en lugares estratégicos, con lo cual se logró un ambiente nocturno atractivo y seguro.
Si por sus obras los conoceréis, como reza el principio bíblico, las realizaciones de Peña Gómez demuestran de manera fehaciente que él no solo predicó con la palabra, sino también con el ejemplo,reivindicando con sus hechos el postulado de Duarte cuando definió la política como “la ciencia más pura y la más digna, después de la Filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.
La revolución de las cosas posibles
Los retos de las nuevas autoridades municipales dominicanas que asumen este 24 de abril, y de manera especial las que responden a los lineamientos políticos del PRM, están signados por la necesidad del cambio, que no implica trastocar el orden establecido, sino hacerlo bien o hacerlo mejor.
Y hacerlo bien significa algo tan elemental como como cumplir la ley, actuar con sentido ético y replicar las buenas prácticas municipales que ya se conocen en el país, siguiendo el ejemplo Peña Gómez, como ya hemos resaltado, o de David Collado, que termina su ejercicio de cuatro años con una altísima tasa de aprobación por una gestión ejemplar en todos los planos de la administración municipal.
David transformó el perfil urbano de Santo Domingo, mejoró sustancialmente los principales servicios municipales y sentó las bases de un nuevo modelo de transparencia y gestión que ha sido ampliamente reconocido por organismos internacionales y diversos sectores e instituciones del país.
Uno de los retos que todavía tiene por delante el liderazgo municipal dominicano es ampliar los niveles de transparencia y rendición de cuentas y poner en marcha adecuadamente algunos mecanismos de participación creados por la ley 176-07, como el Presupuesto Municipal Participativo, el Cabildo Abierto, el Consejo Económico y Social, los Comités de Seguimiento Municipal y los Consejos Comunitarios.
Últimos años y muerte
Poco después de 1994 comenzaron los primeros síntomas del cáncer pancreático que aquejaba a Peña Gómez. La enfermedad cedió después de un tratamiento en los Estados Unidos. Más tarde, el cáncer reapareció, y Peña Gómez pasó la mayor parte del resto de su vida yendo y viniendo entre Santo Domingo y Nueva York, donde fue sometido a tratamiento médico. Finalmente murió de un edema pulmonar el 10 de mayo de 1998 en su casa de Cambita Garabito, San Cristóbal, 6 días antes de las elecciones congresionales y municipales donde se postulaba como síndico de Santo Domingo. Su deceso provocó una conmoción generalizada en el país y sentidas muestras de dolor por parte de sus simpatizantes y gente del pueblo se evidenciaron en su velatorio y sepelio, convirtiéndose este en el más concurrido en la historia política reciente. A raíz de su muerte, el gobierno dominicano decreto tres días de duelo nacional en reconocimiento a sus “méritos personales y aportes indiscutibles a la democracia” como dijera el presidente Leonel Fernández al momento de dar a conocer la medida. Después de su muerte, el PRD logró la mayoría en las elecciones de ese año tanto en el congreso nacional como en los ayuntamientos locales.