Jerusalén (EFE).- El Ejército israelí ha atacado esta madrugada por cuarta vez desde que empezó la guerra el hospital Shifa de ciudad de Gaza, el más importante de la Franja.
El Ministerio de Sanidad gazatí, que calificó la operación de “masacre contra enfermos, heridos, desplazados y personal médico”, señaló que las fuerzas israelíes dispararon balas directamente hacia el edificio del complejo sanitario donde se realizan las cirugías especializadas y lo apuntaron con misiles, además de introducir tanques y vehículos militares en los patios de la instalación.
Por su parte, el Ejército israelí ha asegurado que, tras recibir información de inteligencia sobre la presencia de terroristas en el área del Shifa, “las fuerzas están llevando a cabo una operación precisa para frustrar la actividad terrorista y detener a los terroristas en el recinto del hospital”.
Según el mando israelí, sus fuerzas recibieron instrucciones de operar con cautela y evitar daños a pacientes, civiles y personal médico, además de haber llevar hablantes de árabe para facilitar el diálogo con ellos, quienes “no tienen la obligación de evacuar”.
Sin embargo, el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, ha denunciado que se han producido “un buen número de muertos y heridos” y que todo aquel que intenta moverse en el entorno del centro médico “es objetivo de las balas de francotiradores y drones”.
Además ha precisado que por la intensidad del fuego, se produjo un incendio en la puerta del hospital que ocasionó casos de asfixia entre mujeres y niños refugiados en el hospital, y se cortaron las comunicaciones del centro.
Israel justifica el ataque
Israel defendió su operación en el Shifa como “de conformidad con el derecho internacional” y “contra la organización terrorista Hamás que opera desde hospitales e infraestructura civil de forma cínica y sistemática, sin distinguir entre la población civil”.
“Durante la actividad, los terroristas abrieron fuego contra las tropas desde el interior del hospital. Respondieron con fuego real y se identificaron impactos”, aseveró el Ejército israelí.
Como aval del operativo, el Ejército difundió una conversación entre en enlace del COGAT -el organismo militar que gestiona los asuntos civiles y administrativos en los territorios ocupados- con el director del Shifa, en el que supuestamente le informa sobre las “actividades terroristas” de Hamás en el hospital y la necesidad de acabar con ellas.
Un portavoz militar también ha señalado que las tropas israelíes continuarán los esfuerzos humanitarios en la zona, durante y después de la conclusión de la operación, proporcionando alimentos, agua y suministros médicos a los pacientes y civiles en el recinto del hospital”.
El Gabinete de Guerra envía una delegación a Catar
Mientr4as, el Gabinete de Guerra de Israel acordaba también esta madrugada enviar una delegación a Doha para conversaciones indirectas con Hamás, a través de los mediadores -Catar, Egipto y EEUU-, sobre una tregua temporal en la Franja de Gaza y un canje de rehenes por presos palestinos.
La delegación, encabezada por el director del servicio de inteligencia Mosad, David Barnea, recibió un “mandato general” para llevar a cabo negociaciones de forma indirecta, aunque algunas consideraciones deberán ser sopesadas y aprobadas personalmente por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Será la primera vez que un equipo de Israel y otro de Hamás participen en las negociaciones indirectas desde el inicio del Ramadán, hace una semana.
Los mediadores buscaban una tregua de seis semanas en Ramadán, pero Hamás exigió un alto el fuego permanente y la retirada de las tropas israelíes, algo que Netanyahu rechaza categoricamente.
Incluso, este fin de semana dio luz verde al plan militar para la ofensiva terrestre en Rafah, en el extremo meridional de la Franja donde viven 1,4 millones de desplazados, que según Israel acoge cuatro batallones de Hamás.
Tanto el Gabinete de Guerra -de solo tres miembros- como el foro más amplio del Gabinete de Seguridad, se reunieron anoche para discutir la reanudación de las conversaciones, en paralelo a protestas tanto en Jerusalén, frente a al residencia del primer ministro, como en Tel Aviv, exigiendo un acuerdo que permita liberar a rehenes.