El intento de golpe de Estado por parte de Yevgeny Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios Wagner, no es un tema que nos resulte fácil abordar sin que salgan a relucir nuestras convicciones ideológicas basadas en las creencias de que los Estados modernos deben ser dirigidos bajo un orden democrático, donde exista la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos y la libertad de credo.
Mas que un editorial, es una advertencia a nuestra sociedad y a algunos países hermanos de la región que al día de hoy han decidido transitar el camino del autoritarismo, siguiendo la experiencia de Rusia con Putin, y otros países que han preferido la autocracia por encima de un sistema democrático.
Aunque muchos no lo sepan, el pasado sábado 24 del presente año, la humanidad vivió uno de los momentos más decisivos en el orden de su supervivencia misma. No estamos exagerando, ya que lo que en un principio fue tildado como Fake News, noticias falsas, por la batería de medios, influencer y redes sociales al servicio del Kremlin, era más verdad que los hechos mismos. Se trataba de una respuesta frontal que el líder del grupo Wagner le daría al ministro de defensa ruso, Sergei Shoigu, por haberle matado a 30 de sus soldados, según Prigozhim, en un ataque realizado con misiles, dejando un sinnúmero de heridos del grupo Wagner.
Como todo buen hombre de guerra, leal a sus seguidores, dispuesto a vengarlos, emprendió camino hacia Rostov, y a la vez, envió otra división armada hacia Moscú, a la cual le llamó “la marcha por la justicia”; destruyendo en su avance 6 helicópteros y un avión. Las medidas tomadas por el Kremlin para detener esa columna armada fueron inútiles, las tropas de Prigozhim avanzaron 780 km, colocándose a 200 km de Moscú; siendo detenidas por la intervención del dictador de Bielorrusia, quien negocio con el líder del Grupo Wagner, ofreciéndoles algunas garantías, deteniendo su avance.
Al final, fue la negociación y la diplomacia que detuvieron aquel conflicto armado, el cual, aún no sabemos las futuras consecuencias que generará.
A nadie le interesa una Rusia rota en mil pedazos, ya que cada pedazo de este Estado posee un arsenal nuclear capaz de hacer de este planeta invivible. Ya que, al parecer, a lo mejor, fruto del eterno invierno que allí se vive, los rusos no tenían otra ocupación, sino, la de enriquecer uranio para fabricar centenares de bombas nucleares con un poder destructivo, muy superior a las de Hiroshima y Nagasaki.
Rusia, al mando de Putin, se ha saltado todos los tratados de reducción y no proliferación de armas nucleares. Ha utilizado estas para amedrentar y amenazar a sus vecinos, convirtiéndose en un vecino poco creíble en materia de seguridad y convivencia pacífica.
La propaganda del Estado ruso, ya no es efectiva. Por más que han tratado de evitar que nos enteremos de todo lo que allí ocurre en materia de violaciones a los derechos fundamentales de los seres humanos, ya no es posible ocultarlo.
¿Cuál es el punto de todo esto?
Que toda la estabilidad de un país no puede depender de que, ya su gobernante no inspira el temor que antes producía, debido a que alguien pegó duro sobre la mesa, lo enfrentó, y esto puede convertirse en una pandemia en toda Rusia, donde cualquier ciudadano decida levantarse, hablar, expresar lo que siente, trayendo consigo todo un baño de sangre, ya que el régimen procurará mantener las cosas como antes, pero ya no, es imposible. Nunca lo será…¡jamás!
El bienestar de un país no debe depender de ningún hombre. Por eso, hasta el momento, la democracia representativa es la vía mas idónea para que los ciudadanos puedan dirimir sus conflictos y los actores políticos puedan participar del juego de poder que se libra en cada Estado.
En un Estado democrático, si alguien no funciona en una posición, ya sea electiva o administrativa, el sistema tiene sus mecanismos para que esa persona sea removida de su puesto, para esto no hay que asesinarla ni generar un caos en todo el país.
Sigamos apostando por la democracia, aunque la misma está llena de múltiples fallos que debemos corregir.
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RAZONES DEL CONFLICTO
- Las reiteradas críticas que el líder del grupo Wagner que le hacía al jefe de Estado Mayor sobre la forma en que estaba manejando la guerra,
- Prigozhim puso al descubierto la enorme corrupción y beneficios para las élites militares que suponía dicha guerra,
- Acusó de banda de corruptos a dicha élite militar,
- Y, por último, su gran error, o acierto, que la guerra de Rusia con Ucrania no estaba justificada.
Author: Redacción
Medio digital de comunicación de República Dominicana
