Tolerancia es la clave: ¿Por qué los políticos deben evitar bloquear a sus seguidores en las redes sociales?

Por Albin Cepeda
CRDmedia

Los políticos que bloquean a sus seguidores en Twitter por no compartir sus ideas reflejan una falta de tolerancia que es peligrosa para la política. En una sociedad democrática, la diversidad de opiniones es esencial para el debate y el progreso. Sin embargo, algunos políticos parecen estar cada vez más inclinados a bloquear a aquellos que no están de acuerdo con ellos, en lugar de escuchar y considerar sus perspectivas.

El bloqueo de seguidores en las redes sociales es un acto de censura y supresión de la libertad de expresión. Al hacerlo, los políticos están limitando la capacidad de los ciudadanos para participar en el debate público y hacerse escuchar. Esto socava la confianza de la población en la política y puede llevar a la polarización y el descontento general.

Además, la falta de tolerancia de los políticos puede tener un impacto negativo en la capacidad de la política para abordar los problemas de una sociedad y tomar decisiones informadas. Cuando solo escuchan opiniones que coinciden con las suyas, los políticos pierden la oportunidad de aprender y crecer a través de la consideración de diferentes perspectivas para abordar los asuntos que afectan un conglomerado o al país en general, lo cual es una función esencial de esta disciplina. En lugar de eso, se encierran en su propio mundo de opiniones parciales y sesgadas.

Por lo tanto, es importante que los políticos se esfuercen por ser más tolerantes y abiertos a diferentes opiniones y perspectivas. Deben escuchar a sus seguidores y considerar sus opiniones, incluso si no están de acuerdo con ellas. Esto ayudará a construir una sociedad más democrática, inclusiva y unida.

En resumen, la falta de tolerancia en la política, reflejada en el bloqueo de seguidores en las redes sociales, es peligrosa para la democracia. Las redes sociales son un mecanismo de expresión e influencia en al política propia de la era digital e igual de valiosa que cualquier mecanismo tradicional. Los políticos deben garantizar un debate público saludable, crítico, inclusivo y constructivo, por el bien del país.